Ese refrán pueblerino tiene vigencia y lo podemos aplicar al último capítulo del «reality público» del ex representante novoprogresista Iván Rodríguez Traverzo, arrestado hoy martes por la Policía mientras caminaba hacia el Centro Judicial de Aguadilla, para responder por dos órdenes de arresto relacionadas con alegados casos de corrupción, violar la Ley de Etica Gubernamental y un desacato por incumplir el pago de una pensión alimentaria.
Ante esas circunstancias alguien podría ripostar, y con justa razón, que si Rodríguez Traverzo, incurrió en las ilegalidades atribuidas tendrá en su momento que enfrentar las consecuencias y sus resultados. Sin embargo, aquí se trata de algo más que el interés del Estado de iniciar acción punitiva contra uno de los ex integrantes de la Legislatura de Puerto Rico.
Nadie debe olvidar que estamos en año de elecciones y el Gobierno necesita mejorar su alicaída imagen a como dé lugar. Por eso, nadie mejor que Iván Rodríguez Traverzo, como el «chivo espiatorio» para mostrar el mollero de la actual administración en su alegada lucha contra la corrupción y el mal uso de fondos y propiedad pública.
Por esa y otras razones, el joven ex legislador vive hoy la vergüenza de verse esposado de pies y manos, vilipendiado por aquellos que una vez juraron respetar sus derechos y humillado al punto de no permitirle que se presentara voluntariamente ante las juezas que ordenaron su arresto.
Ojo, a todos aquellos que sueñen con hacer de la vida política una manera de servir al prójimo, aparte de devengar un salario justo. Rodríguez Traverzo, no podía invocar trato preferente al momento del arresto, pero tampoco los agentes interventores debieron tratarlo como a un delincuente común y menos como prófugo de la justicia. Sería bueno que la alta oficialidad de la Policía, revise el término legal de prófugo y/o fugitivo.
El espectáculo montado para diligenciar la detención de Rodríguez Traverzo, pudiera ayudar a que algunos oficiales obstengan estrellas y ascensos. Incluso, los días del señor Emilio Díaz Colón en la Superintendencia habrán de prolongarse. Después de todo, del «árbol caído todo el mundo quiere hacer leña», y en el caso Rodríguez Traverzo, todos cargaron con parte del trofeo.