Aunque nadie duda de sus conocimientos y capacidad para dirigir a los miles de hombres y mujeres que integran al benemérito Cuerpo de la Policía de Puerto Rico, el nuevo Superintendente de la Uniformada, tiene ante sí el enorme reto de trabajar con un sistema de seguridad pública plagado de problemas laborales, falta de equipos y escasez de recursos para enfrentar el «monstruo» de la criminalidad que aqueja a la sociedad puertorriqueña. Si bien es cierto que el renunciante Emilio Díaz Colón, realizó su mejor esfuerzo para mejorar la imágen de la Policía ante el Pueblo, el mayor escollo a su tarea surgió de oficiales de alto rango que se resistieron a aceptar los cambios para que lográsemos que nuestro máximo Departamento de Seguridad, estuviese más cerca de la ciudadanía que reclama mayor vigilancia y protección.
Mientras el nuevo superintendente Héctor Pesquera, no consiga establecer que la Uniformada es un ente civil donde el servicio es más importante que las barras y las estrellas, seguiremos viendo más de lo mismo. Incluso, hay municipios de la isla donde la Policía brilla por su ausencia, habiéndole dejado todo el trabajo de vigilancia preventiva a las policías municipales. La Policía de Puerto Rico, sigue siendo un organismo que goza de la confianza del pueblo y que en muchas ocasiones se ve manchado por individuos que no tienen compromiso alguno con los contribuyentes que costean sus salarios.
Señor Pesquera, si quiere salir adelante, erradique de una vez y por todas los «combos políticos» que durante mucho tiempo han dominado a la Uniformada y no permita que una «élite» de oficiales le dicten lo que usted tiene que hacer. Usted enfrenta un reto muy difícil, pero la ciudadanía le dará la oportunidad de demostrar que viene genuinamente motivado a servir y a triunfar. Reorganice su equipo de trabajo como buen dirigente y no permita que alguien le imponga a la gente como ha ocurrido en el pasado. Que Dios lo siga ayudando y protegiendo.