Temas de conversación: Con el respirador artificial

Por: Julio Víctor Ramírez-Torres

Editor – LA CALLE Digital

Hay gente celebrando porque hasta ahora no ha sido necesario echar mano a la llamada «ley de quiebra criolla» aprobada recientemente por la actual administración gubernamental.  No obstante, la Autoridad de Energía Eléctrica, una de las principales corporaciones públicas de la isla, continúa conectada al  ventilador artificial que les están proveyendo sus bonistas y acreedores para evitar el colapso definitivo como empresa del estado.

Mientras se habla de un acuerdo temporero para permitirle a la AEE honrar, hasta donde se pueda, sus compromisos económicos,  vuelve a surgir la amenaza de nuevos aumentos en la factura por servicio de energía eléctrica en el país. Explicado de forma sencilla, un pueblo agobiado por alzas  constantes en las tarifas de agua, luz, gas licuado, transportación, alimentos y otras utilidades, debe aguardar con resignación  cómo los genios de la improvisación se las arreglan para mantener el barco a flote.

Luego de tantas y frecuentes amenazas de aumentos, a nadie le toma por sorpresa ver como tantos compatriotas abandonan a Puerto Rico, escapando de un futuro incierto. Aparte de esto, continúa la radicación de casos de bancarrota en la Corte Federal, y ya no se trata precisamente de «quiebra criolla, jíbara»,  o del nombre que alguien se invente.

En esta isla nuestra sobran los maestros en el arte de crear palabras diferentes para hablar sobre lo mismos asuntos. Ejemplo de esto, al síndico llamado a entender en la «quiebra criolla»  de la AEE, lo acaban de bautizar como oficial reestructurador para que se ocupe de velar por los intereses de los bonistas. ! Albricias!, dicho señor será nombrado por  la junta de directores de la AEE, algo equivalente a seguir inflando la nómina  de esa alicaída corporación pública.

Finalmente y como diría la abuelita Yuya, la enfermedad de la AEE no se localiza en la sábana. Es consecuencia de muchas décadas de mala administración, derroche de fondos públicos, contratos innecesarios para complacer a rojos y azules,  pobre mantenimiento de instalaciones, compra de combustible a los licitadores más costosos y al igual que en la AAA,  el crecimiento sin control del «batatal hidropónico»  más grande en la historia del padrinazgo político.  Sugerencia:  De la misma manera que los bonistas y acreedores acaban de designar un oficial para que reestructure a la Autoridad de Energía Eléctrica, los  abonados de la AEE, exigen  el nombramiento de representantes auténticos del pueblo consumidor.