Sobre Topy Mamery…

Roberto Ramos Perea

Roberto Ramos Perea

Por: Roberto Ramos Perea, dramaturgo puertorriqueño

El nivel de deshumanización de la prensa en el caso de la muerte de Topy Mamery es ciertamente apabullante.

La comidilla sexual, la sensiblería, el irrespeto por la muerte, la frivolidad por el detalle morboso, el descarado uso de categorías machistas para denominar y adjetivar y eufemizar lo que es «amante», «esposa», etc., y que se lanzan al público sin ninguna consideración por lo que fuere la vida íntima de una persona pública son evidencia de nuestro atraso y deterioro como raza humana. Son una vergüenza.

¡Y esta torpeza estalla cuando la misma prensa te dice que si son figuras públicas ese es el precio que tienen que pagar! Coño… ¿Quiénes son estos descarados periodistas, desvergonzada escoria de los medios, PARA ESTABLECER LAS DEFINICIONES DE LO QUE ES PUBLICO Y DE LO QUE NO? ¿Por qué estos imbéciles creen que tienen ese derecho y HACEN RIQUEZA CON ESA ARROGACIÓN??

Las palabras que ante el féretro de Mamery declaró la Sra. Monge, artista respetadísima y querida de este país, conmueven no por tristes sino por justas.

Ella ha dado mucho por nuestro país. Dio una carrera, dio sus hijos, dio a su esposo en cierta forma. Y el pago del país… ¿Cuál ha sido?

Si la Srta. Shalimar tuvo o no tuvo una relación con Mamery, ¿Cómo cambia eso la vida de Monge? ¿La hace menos artista, menos mujer, menos persona? ¿Acaso la misma Srta. Shalimar no merece un respeto público como mujer, como ser humano? ¿Acaso su decisión de ser lo que haya sido en la vida de Mamery no es una decisión de la que ella es la única responsable? ¿Quiénes somos nosotros para juzgar las responsabilidades de la vida íntima de otra persona? Pero a la prensa le interesa mucho cuánto ha sufrido la señorita. Porque la prensa quiere sacar ventaja de los insultos, de las medias palabras, de los besos escondidos, de los detalles turbios…

¿No es hora de que nuestro país deje de criminalizar y perseguir y enfocar lo que pasa en las habitaciones privadas de los artistas? ¿Acaso saber con quién van a la cama los hace mejores artistas o mejores personas? ¿Acaso Mamery no tenía derecho a una intimidad suya, propia, y que si esta afectaría a Monge, hubiese sido materia de arreglo entre ellos dos, y no entre ellos y todo el resto del país por virtud de una prensa asquerosa e insensible?

Yo conocía a Mamery. Estudiamos en la misma escuela en Mayagüez, aunque no compartíamos, pues veníamos de extracciones sociales diferentes. Pero siempre me pareció un hombre de grandes ambiciones. Y en su último programa donde discutía política, muchas veces acertó comentarios en favor de la justicia social que no eran del agrado del poder. Pero las grandes ambiciones no pueden ser parte de un juicio derogatorio sobre alguien.

Le pido al país, que cuando muera un artista, déjenlo ir en paz. No rebusquen entre su mortaja los detalles con los que la prensa se enriquece. Hagamos riqueza con su obra, con su pasión de vivir, con su aportación. Esa es la riqueza que debe ser de todos, y no la pobreza del chisme y la inquina.

Cada quién tiene su libro que cerrar. Cada quién tiene que recibir los elogios de la vida y los insultos de la muerte… O tal vez al revés.

De cualquier forma, pedir a Dios que juzgue, es ser parte del chisme.

 

Nota del Editor: Esta es la publicación íntegra del “estatus” de Roberto Ramos Perea en su cuenta de Facebook, reproducida en LA CALLE Digital con su visto bueno.