El caso de Flint en Detroit y Puerto Rico… ¿Puede pasar algo similar?

Ejemplo del agua que se dijo era "apta para consumo humano" (Marla Wilson/Twitter).

Ejemplo del agua que se dijo era «apta para consumo humano» (Marla Wilson/Twitter).

Por: Iván Vargas Muñiz, líder obrero del Oeste y presidente electo del Capítulo de Mayagüez de la UIA-AAA

La ciudad de Flint, Michigan, utilizaba como fuente de abasto de agua para su planta purificadora el Lago Hurón de Detroit, a quienes se les compraba el agua que utilizaba la empresa procesadora de agua. A principios de 2014, como una medida para reducir gastos debido a una situación económica difícil que atravesaban,  decidieron cambiar su fuente de abasto al rio Flint. Además, decidieron dejar de utilizar un producto químico que evitaba que el agua fuera corrosiva, llamado ortofosfato.

Los datos apuntan a que el agua del rio Flint es mucho más corrosiva que el lago Hurón. El ortofosfato era utilizado en el agua que provenía del lago para eliminar la corrosividad del agua. Sin embargo, en el agua del rio Flint, aunque es mucho más corrosiva, se dejó de utilizar para generar economías adicionales. Esto causó una gran contaminación con plomo y cobre del agua potable. Al utilizar agua tan corrosiva, la tubería que discurre por la ciudad comenzar a corroerse internamente y a remover todo el plomo y el cobre que contenía. El agua contaminada comenzó a llegar a las residencias de la ciudad provocando que los niveles de plomo y cobre en la sangre de los habitantes aumentaran a niveles mucho más altos que los permitidos. Incluso, el agua comenzó a llegar color marrón claro y los residentes comenzaron a quejarse. En fin, se detectó una alta contaminación con plomo y cobre y decidieron regresar al abasto original, aunque ya el daño estaba hecho.

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En Puerto Rico, a pesar que no ha habido una contaminación como la ocurrida en Flint, la decisión de una empresa privatizadora de reducir gastos provocó la demanda federal que aun hoy enfrenta la Autoridad de Acueductos.

La compañía Ondeo de Puerto Rico, una de las tres privatizadoras que hubo en la Autoridad de Acueductos, decidió cambiar los productos químicos que se utilizaban para tratar el agua que llega de los ríos y lagos. En cambio, estos comenzaron a utilizar su propia marca Ondeo Nalco, para generar unos ahorros. Esto a pesar que los propios operadores tenían quejas del producto.

Los niveles de turbidez en el agua comenzaban a ser más altos, a pesar de que los operadores hacían todo su esfuerzo por evitarlo. Personal del Departamento de Salud de Puerto Rico intervino en muchas ocasiones con los directivos para paralizar plantas que no cumplían con los parámetros de operación. Sin embargo, a pesar que existe una demanda-acuerdo en el foro federal, no estamos exentos que algo parecido vuelva a pasar. De hecho me preocupa, tomando en cuenta el poder casi absoluto que tiene la Junta de Control Fiscal nombrada para Puerto Rico, muy bien pudieran ordenar una reducción significativa en los gastos de la Autoridad de Acueductos.

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Una decisión de recorte de gastos en Acueductos, obviamente puede provocar que se utilicen productos químicos de mucha menor calidad a los que hoy utilizamos. Incluso, a pesar de que la mayoría de los abastos del país no son corrosivos, un cambio en dichos productos pudiera provocar que el nuevo producto a utilizarse sí provoque la corrosión en el agua. Peor aún, la utilización de un producto químico como polímero, por ejemplo, de baja calidad puede generar otros problemas de salud tal vez de la misma magnitud que una contaminación con plomo.

Los polímeros utilizados actualmente se utilizan para remover sólidos suspendidos a la vez que remueve algunos contaminantes presentes en el agua. En algunas plantas se utilizan más de uno de estos polímeros para lograr una mejor calidad de agua. Hay polímeros primarios que se utilizan para generar lo que se conoce como flóculo, que es cuando el color que trae el agua se separa de la misma y se convierte en algo parecido a un grano, así como polímeros secundarios que su función es darle peso a esos flóculos, para precipitarlos rápidamente.

Aunque pudiéramos decir que es especulativo que algo como lo que está ocurriendo en Flint pase en Puerto Rico, lo cierto es que nos preocupa que una decisión de economías impulsada por la Junta, provoque algo como eso.

De hecho, expertos en el tema como el planificador José «Tato» Rivera Santana, han expresado en los foros a los que he asistido esta misma preocupación, por lo que el país debe estar alerta.