A 10 años de su partida… Recordando a Guillermo Martínez… «Se nos fue el loco más cuerdo que he conocido…»

Por Julio Víctor Ramírez, hijo

Hace exactamente 10 años, el 22 de octubre de 2009, partió al «Barrio de los Acosta’os», como él le decía, el querido amigo Guillermo Martínez Machado. Esa noche, más o menos a esta hora, escribí unas líneas en honor a Guillo, que les compartó a continuación, una década después…

Lo conocí cuando estudiaba en el Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (CAAM, COLEGIO, RUM, UPRM, como quieran llamarle). Él era el propietario de la Librería El Quijote en la calle Post, cerca del Colegio… Hablo de Guillermo Martínez Machado, un ser humano sincero y transparente a quien me honré en llamar AMIGO.

Guillo se nos fue esta tarde a la eternidad. Pero él quería ser recordado con alegría por sus amigos y por eso escribo estas líneas.

Después de un montón de años como librero, Guillo decidió venderle la librería al ingeniero Chago Meléndez y de librero pasó a «radiólogo»… En 1989 (si me equivoco, me corrigen), como Guillo decía, Madel y Luis Pirallo se arriesgaron a soltarle un micrófono radial… Micrófono que no soltó hasta su último día, excepto en unos periodos en que se vio quebrantado de salud, en los que era socorrido por el querido amigo Rafael «Felo» Suárez, quien se mantuvo compartiendo el programa con Guillo.

El amor de Guillo por la radio fue a primera vista… Igualito que con Ñica, su gallega, cubana, artesana puertorriqueña… No se despegó nunca de ese amor…

Le encantaba juguetear con los clásicos de la literatura y llevarle la contraria a los refranes… Tenía un seudónimo literario, Armando Bron-K (El original, no el sujeto que interpreta la mala copia cómica que usa ese apodo en un programa de TV). Con ese seudónimo comentaba en verso los acontecimientos más importantes ocurridos en Puerto Rico…

Cada vez que cumplía años, para la época navideña, le daba una vuelta por año cumplido corriendo en la pista del Colegio de Mayagüez… Ya iba por los setenta y pico altos… Y cuando acababa, sus panas lo esperaban con una nevera llena de cervezas…

Así entradito en años como estaba, Guillo participaba en los trialos y siempre era el ganador en su categoría (era el único que participaba). Recuerdo que una vez, en 1990, me topé con Guillo corriendo un trialo por Piñones… Y aquello era comiquísimo viendo aquel hombre maduro conrriendo en bikini por la orilla de la carretera… Pero ese era el corazón que tenía Guillermo Martínez…

No había nada que lo detuviera… Se mantuvo en la lucha mientras su cuerpo aguantó.

Inolvidables fueron sus Fiestas «Del Traje» en el Balneario de Rincón, en el que se reunían sus amigos y sus oyentes radiales. Era la Fiesta «Del Traje», porque cada uno que llegaba decía «traje la comida», «traje los refrescos», «traje las cervezas»…

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Su libro «Hablando como los Locos» lo recuerdo con mucho cariño… Involucró a algunos de sus amigos en la grabación de un «audio-libro» para ciegos… Sunshine, Silverio, Felo, otros que no recuerdo y Yo, grabamos en nuestras voces capítulos de su libro para que aquellos que no lo podían leer, lo pudieran escuchar.

Su creatividad con los anuncios de sus auspiciadores era genial… El Laboratorio Clínico Ramos (Donde te pinchan con una aguja de goma), El Restaurante El Cacique (Donde están limpios hasta los microbios), la Farmacia Luciano, de su sobrino Jesusín (Donde no te tratan como tú te mereces… Te tratan bien)…

Guillermo era lo que él mismo describió como un «HUMAN JODIEND»… De verdad que lamento su partida, pero celebro su vida, porque la vivió a plenitud… Fue un hombre feliz con una hermosa familia…

Guillo, de verdad que olvidar a un amigo como tú va a ser «más difícil que matar un burro a pellizcos»…

Bailenme ese trompo en la uña…