Puerto Rico se reivindicó en Mayagüez 2010 superando expectativas hasta de los más optimistas

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Por: Zacha I. Acosta

MAYAGÜEZ: La Delegación de Puerto Rico que compitió en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez 2010 dejó un gran legado para sus herederos: el saldo más alto de medallas de oro y de totales en la historia. Una vara que inspira a las autoridades olímpicas locales a seguir trabajando por mejores estándares de calidad deportiva para los puertorriqueños en la justa regional que se celebra cada cuatro años como inicio de un nuevo ciclo olímpico.

La presión de participar en casa siempre estuvo presente para los líderes deportivos del Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR) que gozaron los frutos de los esfuerzos de los anfitriones del 17 de julio al 1ro. de agosto de 2010.  Era la tercera ocasión que los boricuas recibía a sus rivales deportivos de todo el Caribe y Centroamérica. Tenían la responsabilidad de salir victoriosos en la defensa de la monoestrellada. Lo habían logrado con éxito en las ediciones previas de San Juan 1966 y Ponce 1993.

Sara Rosario, actual presidenta del COPUR, tuvo el gran reto de ser la jefa de misión de tan exitosa Delegación. Estuvo entre las ocho mujeres que se destacaron en la posición de Centroamérica y del Caribe, que tuvieron la responsabilidad de centralizar los trabajos de una delegación.

“Teníamos que dar lo mejor de nosotros. Habíamos trabajado para tener una de las mejores delegaciones de la historia con más de 600 atletas y todos ansiosos porque sus familiares, amigos y pueblo pudiera celebrar sus alegrías en su país. Fue un trabajo arduo que dio muchos resultados y que continuó sobresaliendo en otros eventos del ciclo olímpico”, expresó Rosario, que en ese entonces también tenía a su cargo la vicepresidencia del COPUR con el voto de confianza de su antecesor, David Bernier.

Puerto Rico conquistó 48 preseas doradas, 43 de plata y 75 de bronce para un gran total de 166 metales con una delegación de 649 atletas en 36 deportes. Las medallas de oro fueron mayores que a las 32 ganadas en San Salvador 2002, y las medallas en total superaron las 153 logradas en Ponce 1993.

“Fueron 166 medallas llenas de historia. Un resultado gratificante que sorprendió hasta a los más optimistas. Cada atleta que competía narraba su lucha y compromiso con su mejor ejecución. Vivimos momentos emocionales como la victoria del boxeador Enrique Collazo, que se tiró al suelo elevando sus manos al cielo como gesto de ofrenda a su recién fallecida madre que lo dejó huérfano y a cargo de sus hermanos menores. Fueron tantas las historias que las revivo en cada uno de sus días”, contó Rosario.

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En la delegación de Mayagüez 2010 afloraron grandes estrellas deportivas, que una década más tarde sirven de estímulo para los atletas de la nueva generación. Lidera el listado el velerista Enrique “Quique” Figueroa, la nadadora Vanessa García, la judoca Melissa Mojica, la fondista Beverly Ramos, la tenista Mónica Puig, el luchador Jaime Espinal y el vallista Javier Culson. Se resaltan los equipos de baloncesto en ambas ramas, el polo acuático femenino, la Selección Nacional de Boxeo, el equipo de gimnastas “Golden Boys”, el sexteto de voleibol masculino, los veleristas, entre otros, y todos los atletas que se despidieron en su país y transformaron sus vidas profesionales.

“Estuvimos ante una delegación que continuó inspirada en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 donde se estableció un récord con seis medallas de oro de las 22 que se obtuvieron. Pudimos ver deportes que continuaron cosechando sus oros y se cerró un ciclo olímpico de ensueño con las dos primeras medallas olímpicas diferentes a las alcanzadas bajo el boxeo, el bronce de Javier Culson para el atletismo y la plata de Jaime Espinal para la lucha olímpica. Cuatro años más tarde se siguió trabajando con el relevo generacional llegando la medalla olímpica más deseada, el oro con Mónica Puig en Río 2016”, recapituló la presidenta del COPUR, quien ejerce el liderato de la entidad desde el 2012.

Sin duda, Puerto Rico fue tejiendo esfuerzos en veteranía y juventud con relevo generacional que despuntó en Mayagüez 2010. En Guadalajara 2011 explotaron en talento y logros medallistas de plata y bronce un año antes, como lo fue Lely Burgos en levantamiento de pesas. Impusieron su dinastía los equipos de baloncesto en ambas ramas y los veleristas Enrique “Quique” Figueroa y Víctor Aponte. Las nuevas caras despuntaron como la del dorado luchador Franklin Gómez y la primera campeona en boxeo Kiria Tapia.

Puerto Rico esperó pacientemente 16 años para resurgir en el podio olímpico con las primeras preseas para atletismo (bronce) y lucha olímpica (plata) por dos atletas que su pueblo los acurrucó en Mayagüez 2010: el vallista Javier Culson y el luchador Jaime Espinal. Cuatro años más tarde se canta La Borinqueña en el Olimpo con el oro de la tenista Mónica Puig en Río 2016.

Esta historia continuará mañana, miércoles…

La columna de Iván: Gigi, se te fue la guagua… ¡Y bien lejos!

El luchador olímpico Jaime Espinal y la tenista Beatriz "Gigi" Fernández (Archivo).

El luchador olímpico Jaime Espinal y la tenista Beatriz «Gigi» Fernández (Archivo).

Por: Iván Vargas Muñiz, líder obrero del Oeste y miembro de la UIA-AAA

El pasado viernes en la tarde, la tenista Beatriz «Gigi» Fernández escribió un “twit” que, estoy seguro, jamás pensó que tendría las repercusiones que ha tenido. «Es Dominicano o de @PuertoRicoPur? Double standard» decía el ya famoso “twit” de Gigi refiriéndose al luchador olímpico Jaime Espinal, quien es nuestro abanderado en las Olimpiadas este año.

Son variados los mensajes de apoyo que ha recibido Jaime Espinal como reacción a lo que escribió en su cuenta de Twitter la tenista. Personalidades como José Nogueras, las presentadoras de televisión, Byankah Sobá y Sylvia Hernández, el cantante René Pérez y el periodista Julio Víctor Ramírez, hijo; son algunos de los que le han expresado respaldo a Espinal, además de muchos puertorriqueños orgullosos de nuestro abanderado.

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No hay manera alguna de intentar explicar el porqué del escrito, porque no había ningún issue en ese momento sobre la representación de Espinal. De hecho, a diferencia de Gigi con Estados Unidos, Espinal lleva muchos años representando a Puerto Rico con el mismo sentido de Boricua, como si hubiese nacido aquí. Gigi, en cambio, en el 1992 decidió a representar a Estados Unidos en las Olimpiadas al igual que en el 1996, aun cuando nunca había representado a ese país en competencias internacionales.

En aquella ocasión, fuimos muchos los que sentimos la decisión que tomó Gigi Fernández de representar a un país, que nada tenía que ver con su desarrollo deportivo. Abandonar a un país al cual ella representó en muchas ocasiones obteniendo varias medallas en distintos eventos internacionales no fue bien visto por los puertorriqueños en aquel entonces. Tal vez Gigi siempre guardó rencor por muchos años por todas las expresiones que se hicieron en aquel momento, no la culpo por eso. Pero, ¿Qué tiene que ver Jaime Espinal con eso?

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Se te fue la guagua Gigi Fernández… Y bien lejos que se fue. Utilizaste el peor momento para descargar tu rencor. También utilizaste a la persona equivocada para usarla como ejemplo para justificar tu acción de aquel entonces, porque Jaime Espinal a pesar de ser dominicano, siempre ha representado a Puerto Rico con orgullo. No sé si sentiste el mismo orgullo de representar a Estados Unidos, pero por tu “twit”, pienso que no. Realmente creo que incluso tú, sentiste la decisión que tomaste y viste en Espinal el momento perfecto para descargar tu desilusión por una decisión que tal vez, tuviste que tomar.

De hecho, en julio del 2013, en una entrevista con el periódico Metro dice «Yo representé a Estados Unidos porque no tenía pareja en dobles. Punto y se acabó», lo que evidentemente su decisión fue basada en causas ajenas a Puerto Rico o Estados Unidos y sí por el afán de competir y mantener su standing internacional y mundial.

Finalmente, me parece que Gigi debió haber mantenido esa página de la historia cerrada y felicitar a la delegación y a Espinal, si esa era realmente su intención.