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SABANA GRANDE: Fue uno de los primeros nombres que se dieron a conocer tras la trágica masacre del club nocturno “Pulse”, ocurrida el domingo en la madrugada en la ciudad de Orlando, en el estado de Florida. Stanley Almodóvar III, un joven de 23 años, técnico de farmacia, que estaba recién mudado a esa ciudad.
Orlando es una ciudad vinculada con la diversión, las vacaciones y la gran cantidad de puertorriqueños que han convertido en su hogar a esa zona de la Florida Central.
Con el paso de los días se han ido conociendo las historias de las víctimas y sus familias. Más de la mitad de estas, boricuas.
El caso de Stanley, cuya familia es oriunda del barrio Rayo Guaras de Sabana Grande, no es la excepción.
Stanley tuvo la oportunidad de ocultarse y huir, pero en su lugar, optó por tratar de salvar vidas, a costa de la propia.
“Cuando se escucharon los disparos, él empujó a la gente fuera del alcance de las balas. Y allí cayó abatido. Mirándolo por el lado positivo, (Stanley) murió como un héroe”, dijo su hermana Jéssica Almodóvar, en declaraciones a un canal de televisión local en Orlando.
A su llegada a Orlando, la familia de Stanley fue informada sobre sus últimos momentos, cuando Omar Mateen, un estadounidense de padres afganos, disparó un rifle de asalto y una pistola contra los presentes en el club, que es frecuentado por miembros de la comunidad LGBTT.
Su padre, Stanley Almodóvar Ferrer, y sus hermanos viajaron desde Tennessee, donde residen; mientras que su abuela, María Ferrer, viajó desde Puerto Rico, para darle una sepultura digna al infortunado joven.