ORLANDO, FL: Familiares, amigos y ciudadanos en general se congregaron el sábado en la tarde en la Iglesia El Calvario, de Oak Ridge Road en esta ciudad de la Florida Central, para darle el último adiós al joven Stanley Almodóvar, asesinado el pasado fin de semana en medio de la masacre del club nocturno Pulse, que cobró la vida de 49 personas.
La ceremonia religiosa en la iglesia, en la que se expuso el cadáver del joven de 23 años, estuvo abierta al público. No así su entierro, que fue privado, en el que solo participaron los miembros de su familia y amigos cercanos. El mismo tuvo lugar en el cementerio de Oak Ridge.
Durante el servicio, se destacaron las cualidades de Stanley como hijo y como amigo, aparte de reflexionar sobre su actuación momentos antes de morir víctima de las balas asesinas disparadas por Omar Mateen, un estadounidense de padres afganos, que disparó un rifle de asalto y una pistola contra los presentes en el club, que es frecuentado por miembros de la comunidad LGBTT.
Stanley tuvo la oportunidad de ocultarse y huir, pero en su lugar, optó por tratar de salvar vidas, a costa de la propia. Su hermana Jessica contó a medios locales de Orlando que cuando se escucharon los disparos, él empujó a la gente fuera del alcance de las balas, cayendo abatido.
“Mirándolo por el lado positivo, (Stanley) murió como un héroe”, dijo.
Su padre, Stanley Almodóvar Ferrer, y sus hermanos viajaron desde Tennessee, donde residen; mientras que su abuela, María Ferrer, viajó desde Puerto Rico, para darle una sepultura digna al infortunado joven.
Su familia paterna es oriunda del barrio Rayo Guaras de Sabana Grande.
