En el inicio de la celebración de la Semana de la Policía en Puerto Rico, es de justicia reconocer el excelente trabajo que llevan a cabo los miles de hombres y mujeres que ostentan con orgullo el honor de pertenecer a ese benemérito Cuerpo de Seguridad Pública, cuya misión primordial es la de proteger vidas y propiedades. Este reconocimiento es para los miembros de la Fuerza que lucen con amor el uniforme, y cuya responsabilidad debe ir más allá del salario que reciben por su arriesgada labor.
Hoy no vamos a mencionar a quienes han fallado a la confianza del pueblo. A los uniformados y oficiales corruptos implicados en actos contra la moral, violencia doméstica, atropellos a ciudadanos, violación de derechos civiles, robos y otros desmanes, propios de delincuentes comunes. Tampoco tienen cabida en estas páginas los fabricantes de casos y aquellos que utilizan el poder para abusar de los más desvalidos. Esos tienen otro lugar en el juicio de la historia, a pesar de que algunos de ellos han logrado mantenerse intocables dentro de la Policía y cubiertos por el «manto» de políticos influyentes.
Esta Semana de la Policía es para que las organizaciones cívicas, instituciones privadas y el propio gobierno, rindan tributo al policía honrado, trabajador, cumplidor de las leyes y ejemplo a imitar por nuestra niñez y juventud. En ese grupo también se incluyen las féminas que forman parte de la Uniformada y de todas sus dependencias de investigación.
Puerto Rico, les quiere y respeta porque ustedes constituyen lo mejor y más selecto del servidor de carrera comprometido con el futuro de una isla más unida y segura. En La Calle Digital, también decimos presente para expresar sinceras felicitaciones a los integrantes de la Policía estatal y municipal, que sirven con dedicación a los residentes del Area Oeste. Dios los proteja y bendiga por siempre.