La columna de El Profe: El juicio de Ana Cacho

Ana Cacho, madre del niño Lorenzo González Cacho (Archivo Internet).

Ana Cacho, madre del niño Lorenzo González Cacho (Archivo Internet).

Por: Héctor Pérez, periodista y profesor universitario

No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que juzgareis habéis de ser juzgados, y con la misma medida que midiereis, seréis medidos vosotros”.

Jesucristo

Primero que nada, no quiero que los “haters” de Ana Cacho me ataquen por el escrito que voy a presentar. No quiero que nadie piense que estoy de un lado o de otro. Por el contrario, no tengo posición en esta ridícula controversia.

Hoy quiero tratar de que todos nos detengamos a pensar antes de soltar la lengua a hablar. Qué buenos somos juzgando a los demás. Si, somos buenos haciendo análisis y juzgando a todos. Quiero aclarar que estuve trabajando en los medios desde el primer día que se informó la muerte de un niño en Dorado.

Si hay alguien que ha tenido contacto con este caso, ese he sido yo.

Siempre que tuve la oportunidad de cuestionar a las autoridades sobre el caso, recibí las mismas contestaciones: “Estamos trabajando en más pruebas”; “Se someterá el caso cuando esté listo”, etcétera.

Hoy voy a analizar lo que todos hemos hecho en los seis años que lleva dilucidando este caso en los medios televisivos. Desde el primer día, los medios vieron en este caso una presa fácil para levantar los ratings de sus programas. Uno de los que usó este caso para levantar el ratings fue el programa de SuperXclusivo.

Como si se tratara de un circo con una escenografía bien hecha y hasta unas velas junto a una foto, presentaba el conteo de los días que no se le hacía justicia al niño Lorenzo. Poco a poco el programa levantaba dudas sin pruebas reales de lo que había pasado esa madrugada en la casa de Ana Cacho. Todos los días levantaba una supuesta prueba que las autoridades no habían descubierto. Todos los días hablaba de una sola teoría, que Ana Cacho era una irresponsable, una asesina y enfilaba los cañones hacia la figura de la mama de Lorenzo.01-10-16 aquaviva domingos bbq

Con una sabia destreza y con pruebas que a todas luces eran falsas o nunca existieron, fue cambiando la opinión del público para acusar con el dedo de un fiscal que la asesina era Ana Cacho. La gente le fue creyendo y poco a poco. Se comieron el cuento de que ella era una asesina y debería ser juzgada por todos por el trágico evento.

Al ver que los rating se iban al cielo y que todos comentaban sobre la asesina, los otros programas de entretenimiento siguieron la línea sobre “la asesina” que no habían acusado.

Ningún programa tenía pruebas de lo que decían. Todos los programas se tapaban con los “aparente y alegadamente”. Nunca vi que sacaran una prueba real del caso y se convirtieron en fiscales de un mal llamado juicio público contra Ana Cacho y su sentencia a muerte.

Vamos, no sean hipócritas… Todos querían ver a Ana Cacho con las esposas puestas caminando a ser fichada por la Policía. Todos la querían ver enjuiciada en una plaza pública, donde todos pudieran gritarle que la crucifiquen o quizás la cuelguen frente a todos. Algo así como le hicieron a Mussolini en la Plaza de Loreto en Milan, Italia, allá para el 29 de abril de 1945.

Si usted no sabe cómo expusieron el cuerpo de Mussolini, busque en un libro de historia.

Comprenderá que en Puerto Rico todos buscaban hacerle lo mismo a Ana Cacho. Buscaban una humillación pública y reírse de ella.

Sí, todos ya la habían juzgado y todos la habían encontrado culpable. Los programas de entretenimiento habían hecho muy bien su trabajo, buscaron un mártir, buscaron a Judas y cambiaron la opinión pública a una de señalamiento para que todos a coro le hiciéramos un juicio en el Atrio central de Plaza Las Américas y condenarla a muerte.

Nadie se salva, todos la querían ver de la misma forma que le hicieron a Mussolini en el 1945.

Nadie se preguntó por qué los programas de entretenimiento querían linchar a Ana Cacho. ¿Sería por encargo? ¿Sería por algo personal contra ella? A pesar de los errores que cometió la Policía y la justicia, hay algo que ningún seudoprograma de entretenimiento/ juicio/ NSCI dijo en sus ediciones: La existencia de una prueba en la cocina y era la galleta con la mordida de Luis Gustavo Rivera Seijo.

Tampoco ningún programa menciono el celular olvidado en la silla.

Ambas pruebas quedaron en silencio. Ambas pruebas exculpaban a Ana Cacho, pero eso mismo era lo malo. Exculpaban a Ana Cacho y todos, incluyendo al Departamento de Justicia querían acusarla de asesinato.

Si esa prueba salía a la luz pública se cae el caso y por ende no tendrían rating.

Los medios criminalizaron a Ana Cacho, tanto así, que ella no podía ir al supermercado porque ya le estaban tirando fotos. Ya estaban llamando a los programas para que vinieran a ver “la asesina de niños”.

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Todos los días había que tener un cuento de Ana Cacho, aunque no fuera cierto. Todos inventaron teorías que a todas luces solo abonaban a su deseo insaciable de ver sangre y verla humillada.

Confieso que me daba nauseas escuchar teorías tan absurdas que nadie podría creerlas, pero ayudaban a alimentar ese odio contra ella. Acusaron a Luis Gustavo Rivera Seijo, pero muchos se rieron porque le faltaba un brazo y él no podía haber hecho eso. Él no, claro que no.

Tenía que ser Ana Cacho, nadie es más culpable de eso. Ponen en duda la verja que Rivera Seijo subió para consguir acceso a la casa de Ana Cacho. Hasta han puesto fotos de la casa en la parte frontal.

Mire caballero, el Departamento de Justicia siempre ha indicado que el hombre entró por la parte trasera, donde la verja es de poco más de dos pies de alto. Claro, eso no lo escuchan ya que desmoraliza la teoría de la asesina convicta por el pueblo. La juzgaron públicamente, la acusaron y ahora no pueden aceptar que se equivocaron. Mas rating, pero nadie dice “nos equivocamos, acusamos a la equivocada”.

Estoy seguro que en las próximas semanas la familia Cacho le radicará una demanda al gobierno por la remoción de sus hijas, por un daño irreparable. Van a ganar la demanda y le tendrían que dar millones de dólares.

Aquí vendrán los mismos irresponsables a decir que no se merece ese dinero, claro, no se lo merece el gobierno solo le arrebato las hijas por seis años y ella nunca pudo ver el crecimiento de sus niñas. Volveremos a acusarla de aprovecharse de la muerte de su hijo para sacar dinero y volveremos a verla acusada.

Sólo porque no nos queremos quedar da’os.

¿Alguno de ustedes han pensado perder un hijo asesinado por un loco, luego que el gobierno y el público lo juzguen como asesino sin que tengan pruebas de eso y para terminar le quiten sus otros hijos durante tantos años y usted se va a quedar feliz en su casa?

Queríamos ver a Ana Cacho arrestada, enjuiciada, presa y desvalida. ¿Para qué? para hacer más historias de su vida en la cárcel y cómo las pasa día a día allí, para ganar más rating.

No he escuchado al padre de Lorenzo decir una sóla palabra, a ese joven que en pocas ocasiones pronunciaba vocablos y que en este momento crucial del caso, no ha aparecido y su silencio es más ruidoso que las cotorras en pleno vuelo.

Nada, sólo pregunto.

Me gustaría escuchar su opinión y si ya se sentirá que se resolvió el caso. Por el momento les digo, vamos a limitarnos a las pruebas, no a los rumores que crearon los programas de entretenimiento.

Si de algo me fijé sobre todo este caso, es cuando vi parada a la fiscal federal Rosa Emilia Rodríguez al lado del secretario de Justicia, César Miranda, en claro indicio que apoyaba la acusación presentada.

Fiscalía Federal no está para chismes y no estaría allí si no supieran que es verdad. Recuerden que alguien dentro del Departamento de Justicia saco al FBI del caso. ¿Quién sería? ¿Cuál fue la razón para no quererlos en el caso? ¿A que nadie ha investigado eso?

Claro porque esto ayudaría a Ana Cacho. Juzgaron a Ana Cacho sin pruebas y ahora hasta la quieren matar. ¿Qué sucedería si un fanático idiota la matara? ¿Algún fanático imbécil decidiera matarla usando las pruebas falsas que se han presentado en la televisión? ¿Dónde estaría la conciencia de todos?

Aquí comenzaría el “Ay, bendito”.

Trabajemos con pruebas, no con rumores ni con ideas falsas creadas para ganar rating. No deseo ver otro juicio en la plaza pública tal como le hicieron a Mussolini en la Segunda Guerra Mundial. Calma, que la verdad salga, pero el juicio público se quede en solo un cuento de camino.

Aclaro nuevamente que no estoy apoyando a Ana Cacho. Pero hoy he querido cambiar el nombre y hacer notar lo que hacemos con tal de ver sangre. Fuimos manipulados hasta llegar a pensar de forma nublada y acusar sin saber. ¿Qué sucedería si fuera usted “Ana Cacho”?

Nota del Editor: Este y otros escritos, los encontrará publicados en el blog El Profe que mantiene el profesor y periodista Héctor Pérez.