El «Chavo» una línea fina entre comicidad y violencia

Si algo se puede estipular con el famoso programa del «Chavo del Ocho», es el ingenio de sus  actores y la creatividad del libretista para hacer de cada episodio uno entretenido y repleto de situaciones que arrancan la risa de los televidentes. Sin embargo, detrás de esas risas y sonrisas surgen unos aspectos de orden social que los productores de la serie deben tomar en cuenta, si es que desean aportar al mejoramiento de la calidad de vida de los países donde se difunde el espacio y a establecer de forma clara cual es su contribución al respeto y unidad de las familias.

Aunque parezca risible, no es nada edificante que una señora en el vecindario del Chavo, agreda por cualquier motivo al personaje llamado don Ramón. Incluso, la palabra «chusma» es la orden día en casi todos los programas, y ya es harto rutinario escuchársela decir a nuestros niños y jóvenes.

Pero esto no termina aquí; resulta imperdonable la actitud de la madre del personaje Kiko, quien da por bueno todo lo que hace el jovencito, sin detenerse por un segundo a investigar si lo que denuncia su amado hijo es la verdad. Ese es precisamente, el cuadro de estos tiempos, hijos que hacen lo que les viene en ganas porque gozan del escudo protector de sus padres.

Y que tal si mencionamos el cuadro de constante atropello que debe enfrentar el mismísimo Chavo del Ocho, victima del llamado «bulling» vecinal y de  las burlas de sus vecinos que lo han convertido en el hazmerreir de todos.

Alguien pudiera indicar que solo se trata de una comedia televisiva, pero en esta sociedad de hoy, un programa de televisión tiene que cubrir otros aspectos para demostrarle a nuestros niños que el respeto hacia el prójimo no es asunto de chiste.

Por último y no menos importante, en el  Chavo del Ocho la verdad no parece ser un principio prioritario. Ocultarse para no pagarle a tiempo la renta al casero, es una manera acomodaticia de decirle al resto de la gente, «si te vienen a cobrar invéntate una excusa o escóndete».

Si lo vamos a evaluar como programa de entretenimiento, » El Chavo del Ocho», tiene sus méritos indiscutibles. Sin embargo, si queremos verl0 como espacio apto para todos los públicos, cada audición debe llevar un mensaje de orientación a la niñez de América.

Comments

  1. excelente analisis sociologico de la serie, hay que saber dividir las aguas.Para los niños en crecimiento el mensaje no es correcto. para el publico adulto se puede obviar u omitir este tipo de mensajes

  2. žMi nene de 8 años me interrumpió para que fuera a ver algo en la televisión. Ante su insistencia, me levanté a ver que era lo que él quería que yo viera. Le puso «rewind» al programa, y era El Chavo del Ocho. El nene me puso la escena donde Doña Florinda había amarrado a Don Ramón dentro de un saco y lo ataba fuertemente. Mi nene me compartió esa escena porque le causó risas, sin embargo, si la analizamos desde otra óptica, puede ser muy grave el mensaje si nos salimos de los cómico o gracioso.

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