Los servicios de agua y luz el nuevo banco para hacerse ricos

En tiempos de antaño, llegar a ocupar un cargo electivo o trabajar en alguna dependencia del gobierno central o los municipios, era motivo de orgullo para aquellos ciudadanos que lograban tal distinción, siempre amparados en el compromiso de servir al pueblo sin escatimar en tiempo y dinero.  La palabra productividad formaba parte esencial de todo aquello que esperaban los contribuyentes de los servidores en los que habían depositado la confianza. Durante la época de oro del servicio público puertorriqueño, pocos hablaban de los jugosos bonos de productividad y de salarios que sobrepasan todas las posibilidades en una isla donde el empleado promedio apenas gana siete dólares por hora trabajada.

Que la gente tiene derecho a ganar el sueldo más alto de acuerdo a su capacidad y preparación académica, ésa es una premisa que podemos estipular. No obstante, pretender esquilmar los bolsillos del pueblo, autoasignándose salarios que rebasan todas las proyecciones económicas de una isla agobiada por el desempleo y la falta de oportunidades para nuestros jóvenes, es mucho más que un abuso y falta de respeto a los que aportan para sustentar  la «supernómina» gubernamental.

Mientras el gobernador Luis Fortuño, ya no sabe que  mecanismos más buscar para bajar las abusivas facturas de agua y energía eléctrica, un combo de sus allegados se llenan las carteras con ingresos impensables para el resto del pueblo puertorriqueño. Si no puede trabajar por un  sueldo más bajo, es nuestra sugerencia que el ingeniero José Ortíz, y su camarilla de privilegiados que viven como reyes en las autoridades de Acueductos y Energía Eléctrica, se vayan buscando acomodo en la empresa privada.

Los servicios esenciales de energía eléctrica y agua potable, no pueden transformarse en el nuevo «banco» para hacerse ricos a costillas de los demás trabajadores. Es hora ya, que  acabe «el pan de piquito» en esta isla golpeada por el desempleo, los precios altos de la canasta familiar y el «asalto» que representan las facturas mensuales de agua y luz. Como diría la comadre Lola: o bailamos todos o rompemos la radiola.