Los que trabajamos en una agencia que desde sus orígenes es contemplada en nuestra Constitución como necesaria e imprescindible en el desarrollo y crecimiento de nuestro pueblo. Los Padres de la Constitución del Estado Libre Asociado establecieron que la Educación fuese para todos (pública) y gratuita nos deja muchas preguntas, derechos, servicios y compromisos que abren la puerta a las discusiones, determinaciones y reclamos al Departamento de Educación como es conocido hoy en día.
La pregunta obligada es: ¿si los trabajadores de la educación debemos votar a favor de la sindicación? Hemos podido ver que uno de los efectos de la Ley 66 es poner la duda razonable entre los trabajadores de la educación en tener la representación sindical. Otra pregunta es: ¿qué garantías tiene un convenio colectivo con la existencia de la Ley 66?
Ante estas preguntas hay una más ¿creemos en la defensa y lucha de nuestros derechos y deberes con el pueblo de Puerto Rico y el Departamento de Educación?
La contestación a estas preguntas es simple, clara y contundente; hace varios años siendo secretario de Educación el Dr. Rafael Aragunde y la Federación de Maestros de Puerto Rico dirigida por el profesor Rafael Feliciano estaban negociando el tercer convenio colectivo que nunca llegó a buen puerto al abandonar o levantarse de la mesa de negociaciones y como consecuencia se pierde la representación sindical.
Estamos en un momento de cambios, imposiciones, falta personal, renuncias o despidos administrativos y los trabajadores de la educación: maestros(as), trabajadores(as) sociales, consejeros(as) escolares y bibliotecarios sin convenio y a merced de las decisiones de los administradores de turno de la agencia.
Esto nos llama a los trabajadores de la educación a tomar la batuta e iniciativa y aceptar el reto de trabajar en levantar el sindicalismo puertorriqueño con una nueva visión y ante un Puerto Rico quebrado, cansado de las mismas recetas, sin Fe ni Esperanza a que puede haber cambios si nos unimos, los buscamos y trabajamos por ellos. No debemos tirar la toalla y enfrentar los cambios mirando al futuro porque aún podemos hacer nuestra parte para un mejor Puerto Rico.