Esgrimiendo el argumento de que el ex agente incurrió en insubordinación y uso indebido de propiedad pública para fines personales, el Superintendente de la Policía, Emilio Díaz Colón, decretó la expulsión inmediata de Harold Ortíz Cruz, como miembro de la Policía de Puerto Rico. La decisión que no tomó a nadie por sorpresa, confirma la opinión de otros uniformados, de la intolerencia que impera en la Policía estatal y la poca importancia que se le concede a la libertad de expresión.
El caso del ex agente que estaba adscrito al cuartel de Hormigueros, ocurrió el 4 de enero pasado mientras se llevaba a cabo el velatorio del teniente Abimael Castro Berrocales, en la Funeraria Martell de Mayagüez. El oficial fue ultimado a tiros en la madrugada del nuevo año cuando intervenía con un conductor en la carretera 100 de Cabo Rojo. Aunque ya tuvo lugar la expulsión del policía Ortíz Cruz, aún no ha sido esclarecido el crimen del teniente Castro Berrocales.
Tal parece que botar a Ortíz Cruz de la Uniformada, conlleva más prioridad que encausar al asesino del recordado oficial caído en el cumplimiento del deber.
A Ortíz Cruz se le achaca haber utilizado el altavoz de la patrulla donde viajaba en compañía de otro miembro de la Policía para exigirle la renuncia al superintendente Díaz Colón. A raíz del incidente, un alto oficial de la policía, descrito como «incondicional» de Díaz Colón, adelantó que Ortíz sería «botado» de la Uniformada. Casualmente, se trata de un oficial vinculado en el pasado a violación de derechos civiles a ciudadanos de este litoral.
De otra parte, el ex policía Harold Alexander Ortíz Cruz, reaccionó a la destitución publicando el siguiente comentario: » Hoy es un día triste para mí en ver que la justicia del hombre es ciega, arbitraria y selectiva. Hoy oficialmente me destituyen como oficial de la Policía de P. R., lugar donde dí más de 15 años de servicio honroso, con orgullo y respeto. Les exhorto a mis hermanos azules a que sigan dando la batalla contra el crimen, que no dobleguen las rodillas frente al enemigo, que defiendan aquellos postulados para los cuales juraron con dignidad y respeto. A cada uno mis respetos, mi admiración y mi apoyo; que Jehová Dios los bendiga hoy, mañana y siempre al igual que a sus familiares. Les amo en Cristo Jesús, Amén.»