Al invocar el argumento de la precaria situación económica que supuestamente aqueja a esa corporación pública, el director ejecutivo de la Autoridad de Carreteras, recurre al pueblo una vez más para solicitar el apoyo de la ciudadanía a la aprobación de un nuevo arbitrio en el precio del litro de gasolina y otros derivados. No sin antes culpar al pasado gobierno por la crisis económica que afecta a la actual administración, el alto funcionario recurre al maltrecho bolsillo del consumidor para que no permita el inminente descalabro financiero de la Autoridad de Carreteras.
Este es el mismo cuento que continuamente escuchamos desde otras agencias com0 Transportación y Obras Públicas, Departamento de Educación, AAA, Energía Eléctrica, Educación, Hacienda, Vivienda y el Departamento de la Policía. Por otro lado y no obstante la presunta carencia de recursos públicos, son escasos los funcionarios gubernamentales que se refieren a asuntos tan vitales como » eficiencia y productividad» que hagan factible hacer más con menos dinero. No hay dinero, pero el país sigue embrollándose hasta el punto de sucumbir en la insolvencia económica.
¿ Quién es el primer jefe o secretario de agencia que da un paso al frente y le explica al pueblo en «arroz y habichuelas» que está haciendo para lograr la productividad y la eficiencia que exigen los contribuyentes?
Favor de dar a conocer datos tan sencillos e importantes como el número de empleados de carrera en su agencia o corporación pública, salarios devengados hasta el momento, contratos profesionales, personal temporero, asesoría legal, relaciones públicas, funcionarios de confianza y plantilla laboral a nivel regional e insular. Y sobre todo, indique a cuánto asciende su sueldo mensual y el salario de sus ayudantes inmediatos, incluyendo, empleados de oficina.
Entendemos respetuosamente, que lejos de la necesidad que tiene el gobierno de turno de operar con un número adecuado de funcionarios y trabajadores, es hora de erradicar para siempre el «batatal político» que cada 4 años se entroniza en todas las agencias y otras dependencias gubernamentales. No importa que se dupliquen los ingresos de la isla, mientras el estado no haga mayor énfasis en la obligación de administrar con eficacia, productividad y respeto hacia el pueblo, el nefasto «batatal político» seguirá creciendo. Bien lo dijo, el extinto presidente dominicano, doctor Joaquín Balaguer: «este es un gran país pero mal administrado.»
Aleluya, muy bien dicho. Concuerdo plenamente con esta opinión.