Por: Lcdo. Francisco Javier Aquino, MRC, MBA
La historia democrática de Puerto Rico ha cambiado mucho desde el 1917, cuando se estableció la Liga Femenina Puertorriqueña, que buscaba que se le permitiera a la mujer el derecho al voto (sufragio), lográndose con ciertas condiciones en el 1929 y posteriormente sin restricciones en el 1935.
Desde ese entonces, diferentes grupos buscan representación en la isla como es el caso de las iglesias y personas con discapacidad, entre otros. Nos tomó casi cuarenta años como pueblo avanzar en el plano democrático y reconocer el derecho de la mujer al voto lo cual fue un logro sin precedentes.
Fue en Nueva Zelanda, en el 1893, que una mujer pudo votar.
De acuerdo al Pew Research Center, alrededor del 97 por ciento de la población de la isla está identificado como creyente, entiéndase católico o protestante. En lo que a las iglesias se refiere, los diferentes grupos religiosos han tomado diferentes propuestas y caminos que no siempre los han conducido activamente a las urnas por lo que su visión, misión y valores como colectivos no pueden ser apreciados como corresponde.
Tan reciente como este año han surgido diferentes temas en los que los líderes religiosos han estado involucrados, “issues” a través de los medios, no obstante carecen de representación política apropiada. Si los creyentes desean cambios deben envolverse activamente refiriéndose a elegir candidatos a diferentes puestos electivos no por afiliación política necesariamente sino mediante la identificación de aquellos candidatos que reúnan cualidades y propuestas afines.
Siempre habrá alguien que gobierne. Por lo que ayudar a definir quién será esa persona, identificará lo que deseamos como pueblo.
Hay que recordar que cada acto político busca un bien común. También siempre se ha hablado de una separación entre la Iglesia y el Estado, no obstante para un pueblo mayoritariamente creyente esa premisa no necesariamente es aplicable.
Cada uno tiene un rol. La Iglesia administra el mensaje de Dios y sus postulados en la tierra, mientras el Estado es encargado de proveer y cumplir con las necesidades básicas de la sociedad tales como la salud, educación, seguridad y economía, entre otros.
La política de un pueblo es determinada por un individuo, ya sea hombre o mujer, que nos representara en asuntos de públicos y emitirá una opinión o un voto dependiendo de la situación.
A tono con lo antes expresado, la persona, el pueblo como grupo, busca identificarse con las diferentes propuestas de sus políticos dentro de los diferentes partidos que existen.
Los grupos minoritarios y otros que han estado silentes buscan representación a sus propuestas tal como es el caso de la Iglesia en general y las personas con discapacidad. Para el año 2010, las estadísticas indican que alrededor de un 20 por ciento de la población tenía algún tipo de discapacidad. En el año 2012, el Departamento del Trabajo estimó unas 10 mil personas con discapacidad laborando, 6,000 hombres y 4,000 mujeres.
Para este evento político primarista que se avecina han surgido inclusive personas con discapacidad que buscan un espacio para representar los derechos de las minorías aportando nuevas ideas y estilos, lo que demuestra que hay diferentes grupos buscando insertarse en la corriente política para generar cambios favorables para con el pueblo.
Diferentes ideas y puntos de vista son presentados a través de las colectividades y candidatos independientes.
Recordemos que como dice la historia, las víctimas son primero que los cambios sociales por lo que la participación de los diferentes sectores garantiza un mejor Puerto Rico que sea inclusivo y participativo.
Los líderes no se eligen el día de las elecciones sino el día de las primarias, independientemente de la colectividad, por lo que es responsabilidad de cada ciudadano apto para votar asistir a las urnas ya sea con o sin discapacidad e irrespectivo de sus ideas religiosas. Es una responsabilidad social de todos.
Seremos grandes como pueblo en la medida que nuestros políticos representen nuestros valores e ideas de lo que debe ser el Puerto Rico del presente y del futuro. El esperar participar del proceso eleccionario saltando el proceso primarista es como dejar para el último día las compras para un día de Navidad, ya que te toca seleccionar de lo que queda no de lo que eran tus verdaderas opciones.
La única manera en que se levante la Isla del Encanto es con la participación activa del pueblo, demostrando que creemos en la democracia para generar cambios profundos y permanentes sin permitir que otros elijan por ti.
Con tu voto contribuyes al Puerto Rico que todos queremos.