Para Manuel (nombre real omitido), tratar de conseguir una oportunidad de empleo en Puerto Rico, equivale a solicitar un puesto de trabajo en la próxima tripulación de la NASA hacia el planeta Marte. Profesional con todas las calificaciones universitarias y muchos años de experiencia en trabajos anteriores, Manuel es un joven quien quedó en la calle por el cierre de su taller de trabajo en el territorio continental de los Estados Unidos.
A diferencia de otros desocupados a los cuales la búsqueda de un nuevo puesto de trabajo es asunto secundario, Manuel ya no sabe que más trámites hacer para solicitar empleo por cartas, a través de la Internet y personalmente. Diariamente hace una búsqueda en las páginas de los periódicos, pero con resultados negativos. «No nos llame, nosotros nos comunicaremos con usted», es la respuesta trillada a cada llamada que efectúa el solicitante.
Manuel vive el «via crucis» de muchos jovenes profesionales a quienes eso que llaman «suerte» parece haberlos abandonado sin ninguna explicación razonable. Este buen puertorriqueño ha llegado casi a la humillación de recurrir a individuos con menor preparación académica que la suya, pero muy bien conectados al gobierno que está en el poder.
Sin ese tipo de padrinos, en la llamada «isla del encanto» no hay quien logre conseguir una hora de trabajo en un empleo decente y más o menos, bien remunerado.
El joven Manuel, padre de familia y cumplidor de sus deudas, lo han rechazado de varios empleos gubernamentales por el simple motivo de estar «sobrecualificado». En otras palabras, esto es palo si bogas y palos si no bogas.
Recientemente y como resultado de otro trámite de trabajo en el gobierno. le exigieron viajar hasta San Juan para gestionar la solicitud de empleo, cuando en situaciones normales ese documento debe estar disponible en Internet. Es injusto obligar a que Manuel invierta dinero en viaje y riesgo hasta San Juan, cuando bien pueden enviarle la solictud por fax. No, pero que nadie caiga de incauto, ya esas posiciones tienen nombre y apellido. Todo lo demás es una estrategia para eludir las leyes locales y federales.
En el caso de Manuel, durante un reciente viaje a la capital para buscar los papeles relacionados a un empleo en el área oeste, la persona a cargo de la entrevista le puso toda clase de inconvenientes para desaminar al candidato. Incluso, lo envió a una dirección distante para tramitar un documento del CRIM, a sabiendas de que la oficina más cercana de esa dependencia estaba a varias cuadras de la suya. Obviamente, la funcionaria no quería que Manuel entregase a tiempo los documentos requeridos.
Por último, y no menos importante, si el solicitante no lleva una carta de recomendación de un lider político influyente, puede irse olvidando de lograr que le den el empleo. Al final, esa lucha por los puestos de trabajo en el gobierno central y los municipios, se concentra en aquel político con los mejores contactos en las diferentes agencias.
Y luego de conocer el caso de Manuel, egresado del Recinto Universitario de Mayagüez, con 12 años de experiencia en diferentes áreas de labor social y comunitaria, todavía el pueblo pregunta, porqué nuestra juventud pierde la esperanza de seguir luchando y decide permanecer en las filas de la ociosidad?.