Hablar correctamente es demostración de conocimiento

Muchas personas piensan que hablar correctamente es utilizar las llamadas frases de «domingo» o rebuscar en el Diccionario palabras nuevas para impresionar. Nada más lejos de la realidad. Hablar correctamente es demostración de respeto y apego al idioma aprendido, sin que por ello caigamos en el lodazal de la exageración. La frase sencilla va de la mano con la expresión, porque hablar bien  es señal de conocimiento.

Hoy aludo al caso de la joven Franchesca Duarte, quien resultara gravemente herida por el vehículo de un individuo que la atropelló de manera intencional. Como resultado de los hechos que conmovieron a la sociedad puertorriqueña, la joven perdió las piernas.  Hago énfasis en ese aspecto de la nota policíaca, ya que en la prensa escrita,  los noticiarios de la radio y la televisión, se ha repetido hasta la saciedad la frase: «perdió sus  dos piernas».

Con utilizar el término perdió las piernas, se hace innecesario entrar  en comentarios adicionales.  De la misma forma, no hace falta decir que Juana subió para arriba, Pedro bajó para abajo y  Ramón entró para adentro.

Dígalo correctamente: El significado de poltrona

Frecuentemente escuchamos a políticos referirse al término «poltrona municipal». Algunos de ellos lo hacen con tanto entusiasmo que hasta se llega a pensar  que la palabra poltrona constituye un elogio referente al trabajo que realizan nuestros servidores públicos, incluyendo a los alcaldes y legisladores.

Precisamente, hoy sábado y durante un programa de la radio local volvimos a escuchar el término poltrona  para referirse a la magnitud de la obra desempeñada por un conocido alcalde del área oeste. Tras adornar de elogios al funcionario, una dama lo presentó como el candidato de su partido a la poltrona municipal de su pueblo.

Expresado de esa manera puede «sonar» muy bonito, pero si vamos a la realidad la poltrona no es otra cosa » que una silla baja de brazos y muy cómoda» en la que se sienta el «poltrón».  Y por definición, cuando mencionamos al poltrón estamos hablando del individuo que es » flojo, perezoso y haragán». Obviamente, si usted aprecia a su candidato a un cargo electivo, cuídese de no adjetivarlo con tales palabras. Recuerde, que la poltrona municipal no es otra cosa, que la silla del vago. Con sus excepciones, los alcaldes de nuestra isla son ciudadanos comprometidos con el servicio a sus pueblos.

( Nota: Ver Diccionario Léxico-Hispano, Tomo Segundo (Letras G-Z), Enciclopedia Ilustrada en Lengua Española (México, D.F.) Edición 1973