Una Ley de Cierre a medio tiempo en el comercio local

MAYAGÜEZ: Mucho se habla en Puerto Rico, de la llamada » Ley de Cierre», que en el afán de los legisladores por complacer a todos los sectores de la sociedad, se ha transformado en un enredo jurídico donde el pueblo consumidor ya no sabe a qué atenerse. Incluso, grandes comercios son ahora laberintos de cintas y vallas, porque hay unos productos que no se pueden comprar antes de las 11:00 de la mañana  en domingos y fechas feriadas.

Ejemplo de  esta insólita situación lo pudimos constatar en  la megatienda Walmart que ubica en el Mayagüez Mall. Aunque el establecimiento abre sus puertas al público a las 10:00 am del domingo, no es hasta una hora después que los clientes pueden pagar los artículos que adquieren, ya que la mercancía cae dentro de las disposiciones de la Ley de Cierre.

Con la excepción de medicamentos recetados  y «over de counter», alimentos para bebés, efectos escolares y otros artículos que de momento no recordamos, toda la demás  mercancía no puede ser cobrada hasta las 11:00 de la mañana.

En nuestro caso, preguntamos  si podíamos adquirir tinta negra para una impresora de uso casero. Se nos respondió en la afirmativa, pero con la salvedad, de  que el cajero cobraría el artículo a las 11:00, habiendo llegado a la tienda a eso de las 10:20 am.

Pero ahí no termina la confusión, mientras aguardábamos en fila, a un empleado se le ocurrió investigar si las tintas para «printers» caen en el renglón de los artículos escolares. Respuesta: las tintas son artículos para uso escolar y de oficina.

Mientras estas cosas ocurren en nuestra isla, el Departamento de Asuntos del Consumidor, parece no tener una política clara sobre cuales son los productos y artículos cubiertos por la Ley Cierre y  aquellos que están exentos de dicha ley.

Sin ánimo de polemizar con los grupos que apoyan o exigen la derogación de la Ley de Cierre, es hora ya que la Legislatura ponga cada pieza en su sitio. El país no puede seguir tolerando leyes que se cumplen a medio tiempo. O se peinan 0 se hacen rolos.

Ni en la hora de la partida final el boricua tolera la tristeza

Alguien dijo en una ocasión, que el puertorriqueño es uno de los seres de la Tierra, que sabe transformar el dolor en sonrisa y hace del llanto una canción. Para el boricua siempre hay un momento para sonreir, aunque el dolor que lleva por dentro sea mucho más que un «Lamento Borincano». Dicen los estudiosos de la conducta social, que a diferencia de otros lugares del Mundo, nuestros difuntos son llevados a son de música hasta la última morada, porque así lo pidieron en vida.

Cuanto más cadenciosa sea la plena o más sabrosa la Salsa, la situación es una combinación perfecta de sonidos y lágrimas. Lógicamente, si a la hora de partir hacia la morada eterna se presume que vamos para un sitio mejor,  entonces no hay motivo alguno para marcharse triste. Desde el muerto «parao», hasta el difunto en motocicleta o «acosta’o» , ya no existe razón para que a uno lo entierren como le convenga.

Eso si, en días recientes tuve una discusión amigable con un dueño de funeraria a quien le pedí me explicara el asunto de la cremación. A mí me preocupa despertar en esa «barbacoa» y encontrar que me están dorando como pollo en fiestas patronales. Por si acaso, quiero me guarden en la bóveda mortuoria con un celular pre-pagado y baterías suficientes para en caso de revivir allá  abajo.

Esto no es asunto de temerle a la muerte, mi problema es la claustrofobia y con eso sí yo no juego. Por eso, a la hora del viaje final hacia lo desconocido, y si merezco llegar hasta donde habita el Padre, asegúrense de que esté más frío que «limber»  de ferretería.