Por: Prof. Brumi Rodríguez
Maestra de profesión y madre de Luis José, un joven virtuoso del piano con la condición de autismo.
Con todo respeto, comparto esto que he tenido en mi mente y en mi corazón desde hace par de semanas.
El discrimen y la incomprensión es parte de lo que tenemos que manejar los familiares de una persona con autismo. Es peor cuando el autismo es severo, y se complica con otras condiciones agravantes.
Me comenta una amiga:
– Estaba hablando con una compañera de trabajo y me preguntó que si yo te conocía. Me dijo; «¿Tú conoces a la mamá de Luis José, el nene ese que toca el piano y tiene autismo? Le contesté que sí, y me dijo: «esa mamá lo tiene más ‘añoñao’ …»
Típico. Nos «acusan» de que nuestros hijos con autismo están «añoñaos», o que son «malcriados» porque no le ponemos vergüenza, no les enseñamos buenos modales, y ellos hacen «lo que les da la gana.»
Una vez alguien me dijo: «déjamelo una semana que yo te lo devuelvo nuevo. Eso se le quita con cuatro gritos y cuatro buenas nalgás.»
Sí, claro.
Un desorden sensorial severo se quita fácil, como usar un buen limpiador para el sucio difícil. Con par de ‘bofetás» se cura todo lo que trae el autismo, y aprenden a cruzar la calle, y a amarrarse los zapatos. Y a defenderse, y a desarrollar malicia para identificar quién tiene buena y mala intención.
Hace falta, mucha falta, evitar el juzgar a primera vista. Eso empieza desde que no sabemos qué es lo que le pasa a ese niño que está gritando en medio de una tienda, y se revuelca en el piso mientras la persona encargada mira y no sabe qué hacer, o se afana en tratar de calmarlo, o deja la espalda para cargarlo afuera del local, mientras reparte patadas y movimientos violentos para soltarse y correr.
Si no puede ayudar, no juzgue. Esos padres probablemente están haciendo lo mejor que pueden. Quizás no cuentan con ayuda para ir a comprar lo indispensable para vivir, y tienen que salir no importa si su hijo o hija ese día amaneció descompensado sensorialmente. Piense que, como están las estadísticas en Puerto Rico y en el mundo entero, usted puede estar en la situación en un futuro.
Disculpen si hiero susceptibilidades, pero este es mi desahogo de hoy. No está fácil para nadie viviendo la situación del autismo. Créalo. Llevo 20 años en esto.