258 años… Mayagüez celebra hoy otro aniversario de su fundación

Por: Julio Víctor Ramírez, hijo

La Sultana del Oeste celebra hoy martes, 18 de septiembre, 258 años de su fundación.

En 1760, España le concede a los fundadores del poblado, Don Faustino Martínez de Matos, Juan De Silva y Juan De Aponte, la separación de Mayagüez del Partido de San Germán. Para entonces, se conocía la zona como “Nuestra Señora de la Candelaria de Mayagüez”.

Para entonces, la mayor parte de los pobladores, incluyendo los fundadores, provenían de las Islas Canarias, donde tienen como patrona a la Virgen de la Candelaria.

Martínez de Matos, De Silva y De Aponte establecieron el pueblo en una colina localizada aproximadamente a un kilómetro de la bahía y la desembocadura del Río Yagüez.

En 1836, el poblado fue elevado a la condición de villa.

Tres años después, en 1839, nació Eugenio María de Hostos, el mayagüezano más importante de la historia.

Para 1841, un fuego destruyó parcialmente la villa. Se le conoció como «El Fuego Grande».

La villa de Mayagüez fue reconstruida con algunas de sus carreteras principales ensanchadas para prevenir la dispersión de fuegos futuros. El general Santiago Méndez Vigo, entonces gobernador militar de Puerto Rico, recaudó fondos para reconstruir la ciudad.

Uno de los principales accesos a Mayagüez lleva su apellido.

El 23 de septiembre de 1911, se fundó el Colegio de Agricultura, que un año después pasó a ser el Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM). Este nombre lo conservó por 50 años, hasta que fue “rebautizado” como el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico.

El 11 de octubre de 1918, Mayagüez fue nuevamente parcialmente destruida por un terremoto que alcanzó una magnitud aproximada de 7.3 en la escala Richter y dejó un saldo de 116 víctimas.

Como le decía el difunto alcalde Benjamín Cole, la Excelente Ciudad de Mayagüez… La Sultana del Oeste… La Ciudad de las Aguas Puras…

O como se le conoce ahora, bajo la administración del actual alcalde José Guillermo Rodríguez, La Sultana del Caribe, Capital del Deporte y de la Cultura.

Alcalde de Mayagüez decreta 2 días de duelo por la muerte del Lcdo. Federico Cedó Alzamora

Federico Cedo y alcaldia Mayagüez wm

MAYAGÜEZ: Al considerarlo como uno de los hombres más ilustres del Mayagüez contemporáneo, el alcalde José Guillermo Rodríguez decretó dos días de duelo, por la muerte del historiador oficial del Municipio de Mayagüez, Federico Cedó Alzamora, a la vez que extendió su pésame a nombre de esta ciudad a su familia y amigos.

“Lamento desde lo más profundo de mi corazón, el fallecimiento de este ilustre mayagüezano, que tanto nombre y prestigio le dio a esta ciudad, nuestro historiador oficial del Municipio de Mayagüez”, expresó el alcalde Rodríguez en declaraciones escritas.

El incumbente municipal apuntó que el más reciente trabajo investigativo de Cedó Alzamora es sobre la historia del Cayo Rodríguez, que sin duda alguna, fortalece la teoría del desembarco de Cristóbal Colón por la bahía de Mayagüez.

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Cedó Alzamora fue también profesor, abogado y poeta. Nació en Mayagüez, el 17 de enero de 1939 y se le considera como uno de los hombres más ilustres de esta ciudad, tanto en el pasado, como en el presente siglo, por su impresionante hoja de servicio público e identificación con la historia, las artes y la cultura.

El licenciado Cedó Alzamora es miembro de una prestigiosa familia de profesionales en el campo de la industria, el comercio, las leyes, la medicina y la política en la Sultana del Oeste.

Cedó Alzamora se desempeñó durante años como asesor del alcalde de Mayagüez en Asuntos Históricos y representó al Municipio de Mayagüez en la Junta de Síndicos de la Facultad de Derecho Eugenio María de Hostos. También fue coordinador de Asuntos Legales, presidente del Comité de Crédito Municipal, director interino del Departamento de Arte, Cultura y Turismo; y presidente de la Junta de Subastas del Municipio de Mayagüez.

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El licenciado Cedó Alzamora escribió varios libros sobre la historia de Mayagüez. Algunos títulos son Mayagüez, Ciudad de las Aguas Puras (2000), El Fundador de Mayagüez (2006), y Orígenes y Fundación de Mayagüez (2010). También publicó numerosos trabajos de índole histórica relacionados con Mayagüez, generalmente publicados con carácter oficial, y distribuidos por la Oficina de Publicaciones Históricas del Municipio de Mayagüez o publicados en los Cuadernos del 98 del Ateneo Puertorriqueño o en los anuarios municipales de las Fiestas Patronales en honor a Nuestra Señora de la Candelaria y en revistas literarias.

El también poeta escribió varios libros de poesía entre ellos: Canciones de Soledad (Barcelona 1964), incluyendo la Trilogía de Soledades que obtuvo el Primer Premio en el Certamen Literario de Ensayo y Poesía del Círculo Universitario Puertorriqueño de Barcelona en el otoño de 1962 y Voces del Sur (Barcelona, 1976), poemario integrante de la Colección de Poesía Contemporánea Puertorriqueña que obtuvo el premio Príncipe de Monreale, como la mejor colección de poesías publicada en 1976 en todos los países del Mediterráneo.

En el parte del Municipio de Mayagüez no se revelan detalles de las honras fúnebres del licenciado Cedó Alzamora.

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A 176 años del «Fuego Grande» que casi redujo a cenizas a Mayagüez

Mapa de Mayagüez preparado en 1888, luego del "Fuego Grande" (Fuente/Librería del Congreso).

Mapa de Mayagüez preparado en 1888, luego del «Fuego Grande». Haga «click» sobre la imagen para ampliarla (Fuente/Librería del Congreso).

MAYAGÜEZ: Hace 176 años, el 30 de enero 1841, un voraz incendio destruyó gran parte de lo que hasta entonces era la “Villa de Mayagüez”, en lo que popularmente la historia conoce como “El Fuego Grande”.

Para esa época, según apuntes históricos, Mayagüez tenía unas 700 casas y edificios, de los que menos del 10 por ciento no fueron pasto de las llamas. Un total de 40 casas quedó en pie y apenas la mitad de estas 40, estaba habitable.

El entonces gobernador y Capitán General, Santiago Méndez Vigo vino personalmente a la Sultana del Oeste a revisar los daños y su descripción fue más que elocuente:

La rica y floreciente villa de Mayagüez ya no existe; sus casas, tiendas y bien abastecidos almacenes son hoy un montón de cenizas, quedando tan solo de uno de los mayores pueblos de esta Isla las pocas casas que tiene en la playa y algunas otras en el extremo opuesto”, así lo publicó La Gaceta de Puerto Rico en su edición del 9 de febrero de 1841.

El fuego comenzó al mediodía del 30 de enero y el fuerte viento hizo que las llamas se propagaran rápidamente. La construcción de muchas de ellas era de “madera de pino, con pintura de alquitrán y techadas de tejamaní”.

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Un trabajo de investigación, realizado en 1997 por Ramonita Vega Lugo para el Décimo Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, reveló que “la falta de un cuerpo de bomberos y de un acueducto permitieron la extensión del fuego sin poder sofocarlo”. Pero, a pesar de la destrucción, logró salvarse el Archivo Municipal, la Escribanía Pública y la Iglesia.

La Iglesia se libró por una bomba de un particular con la cual apagaron las puertas y la persiana de una de las torres que estaban incendiadas. En el templo se hallaba refugiada gran parte de la población. De igual modo sirvió de refugio el sector de la Marina, cercano al puerto. Tres días después del desastre se llevó a cabo una reunión extraordinaria que contó con la presencia de los mayores contribuyentes del pueblo, reconocidos como personas «notables». Los «notables» acordaron suplicar al gobernador que presenciara lo ocurrido porque encontraban que les resultaba imposible describirlo con propiedad. Por tal razón nombraron una comisión para que acudiera personalmente a la Capital y llevara consigo copia de los acuerdos de la reunión”.

Méndez Vigo vino personalmente a Mayagüez, acompañado por el Auditor de Guerra, José Laguna y Cañedo, y trajo consigo la suma de veinte mil pesos para repartir entre las víctimas que perdieron sus casas.

Además de aportar esa suma para que el gobierno municipal los repartiese, el gobierno central abrió una suscripción para que los pueblos del resto de la isla contribuyeran. La suscripción era voluntaria y comenzó a rendir beneficios en corto tiempo. Por el término de dos años quedaron autorizados a conducir en buques extranjeros los artículos necesarios para construcción tales como ladrillos, piedras, cal, etc. Darían preferencia a los de cabotaje, por ser a éstos a los que pertenecía ese tráfico. Durante los meses posteriores al incendio, varios hacendados presentaron solicitudes al Ayuntamiento con el propósito de traer carpinteros para fabricar sus casas. Desde el pueblo de Trujillo Alto (más cercano a la Capital), un hacendado pidió permiso al gobernador para introducir del puerto de San Tomas carpinteros y albañiles de condición libre para la reedificación de Mayagüez. Los vecinos fueron autorizados, bajo su responsabilidad como solicitantes, para traer los operarios de colonias amigas”, indica el estudio.

Como normalmente ocurre, las clases menos privilegiadas fueron las más afectadas por el “Fuego Grande”, que en casi todos los casos, lo perdieron todo.

No obstante, el espíritu de lucha y superación de esos mayagüezanos hizo que en seis años después del fuego la actividad comercial se describía, “en mayor escala que en ningún otro punto de la isla”. El comercio al por mayor contaba con 15 establecimientos; 131 al por menor y 39 de artes y oficios. La aduana era de primera clase. Había allí Agentes consulares de Francia, Inglaterra y Estados Unidos.