En un intento por distraer a las autoridades, sujetos inescrupulosos se están dedicando a la compra-venta de material de pirotécnia, mezclando la misma con los artículos que se consiguen legalmente en establecimientos de la isla. La proliferación de los llamados cuartos de dinamita, petardos y bazukas de fabricación casera, continuan siendo la orden del día en pueblos de la región oeste. Aunque no se han reportado casos de personas heridas en este litoral, la Policía investiga varios incidentes graves ocurridos en el área metropolitana.
Es evidente que muchos de los artículos de pirotécnia han sido traidos al país de forma clandestina, incluso, a través de los muelles. En la víspera de Navidad, se pudieron escuchar decenas de detonaciones de objetos de alto poder explosivo que en un momento parecían disparos al aire.
Aparentemente, algunos padres no le conceden a sus niños la supervisión adecuada, poniendo en riesgo la vida de estos menores y la del prójimo. De otra parte y a diferencia de otros años, se ha reducido notablemente la vigilancia preventiva por parte de la Policía. En las zonas residenciales, es una casualidad observar el patrullaje prometido por el Superintendente de la Uniformada Emilio Díaz Colón. Eso expedita que los violadores de las leyes actúen por la libre.
Hay políticos que se las traen a la hora de buscar el respaldo de los electores de su precinto. Prometen villas y castillos, pero al final del camino todo es parte de una estrategia mediática para conseguir votos a fuerza de ofrecimientos, que desde la arrancada, saben que ahora ni nunca podrán cumplir. Hoy conversé con un residente del área oeste quien lleva varios meses intentando lograr una oportunidad de empleo en el gobierno. Este buen amigo ya no sabe qué puertas más tocar para proveer con su esfuerzo el sustento de la familia.
Si a cualquier Juan del Pueblo, se le ocurriese utilizar las aceras como área de estacionamiento, e incluso, marcar los espacios con líneas amarillas en abierto desafío a las leyes de tránsito; podemos garantizar la rápida intervención de la Uniformada y de los inspectores de la Administración de Reglamentos y Permisos, para investigar al osado comerciante que está actuando por la libre. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, han podido más las influencias políticas que la responsabilidad ministerial de los funcionarios obligados a intervenir.












