Especial para LA CALLE
Mis nietecitos y nietecitas, comienzo este sencillo artículo enviando bendiciones y saludos a todos los estudiantes de nuestra querida isla, en ocasión del inicio del año escolar. En mi caso, yo hubiera dado lo que no tengo para llegar más allá de la «universidad de la vida», pero las circunstancias en mis tiempos eran otras.
Esta vez quisiera escribirles sobre el valor medicinal del mangó, fruta sabrosa que se pierde en las orillas de nuestras carreteras. Así lo comprobé en días pasados, cuando la comadre Gonzala me llevó de paseo por la antigua vía 115 de Añasco hacia Rincón. Es una lástima que poca gente conozca que el mangó es mucho más que una fruta de temporada.
El mangó le regala antioxidantes al cuerpo y posee Potasio que es muy importante para la salud. Dicen los que han estudiado el tema, que un mangó aporta la cantidad diaria de vitamina C y hasta el 30 por ciento de la vitamina A. Ayuda a reducir el Colesterol malo y contribuye a la buena digestión. El mangó es rico en vitamina B, por lo que ayuda a controlar la resequedad de la piel, aparte de ser muy bueno para el sistema nervioso. En lugares como la India, la fruta se consume para evitar las anemias y tener sangre saludable.
Es importante saber que el mangó cuando está verde tiene menos azúcar, por lo que es muy recomendado para las personas que deben controlar el azúcar en la sangre. En muchos lugares del mundo, el mangó forma parte de las ensaladas cuando está verde. La fruta le da un toque de acidez a la comida cuando se usa como condimento. Por otro lado, el mangó maduro se puede consumir de la misma fruta, ya que aporta un sabor sumamente agradable y suave. En jalea, dulces, pasta o jugo natural, el mangó es una verdadera joya de la naturaleza. Ah, y de la semilla o “pepa” del mangó se extrae una manteca que se utiliza en cremas y jabones para que la mujer luzca más bella. Por favor, no deje perder una fruta tan deliciosa.