Por: Iván Vargas Muñiz, líder obrero del Oeste y miembro de la UIA-AAA
El pasado miércoles 21 de septiembre ocurrió un apagón general en Puerto Rico a causa de una explosión en la Central Aguirre de Salinas. El mismo fue un hecho que desde “El Zopetazo” del 13 de abril de 1980, jamás se había vuelto a repetir en el país.
Todas las voces del país, o al menos, la inmensa mayoría coinciden en que los casi $50 millones que se le han pagado a Lisa Donahue, pudieron muy bien ser utilizados para mejoras al sistema eléctrico y no ser desperdiciados de la manera en que se ha hecho.
Pero lo ocurrido el miércoles, aunque es un hecho aislado y único en el país, pudiera ser parte del esquema que han generado en Puerto Rico, algunos sectores, con el fin de justificar la privatización del sistema. Claro, no estoy diciendo que hubo mano criminal en el incendio, porque eso les corresponde a las autoridades determinarlo.
Ahora bien. Al ocurrir el incendio, toda la isla, absolutamente toda, se quedó sin servicio eléctrico. Increíblemente una sola central, estaba alimentando todo el país. Era lógico conocer, que si esa fallaba, ocurriría lo que vimos el miércoles. Ah claro, y al quedarse el país entero sin servicio, las voces a favor de que la Autoridad de Energía Eléctrica se privatice, serían más fuertes y al gobierno no le iba a quedar más remedio que iniciar el proceso para privatizar.
Tanto es así, que una persona como el senador Eduardo Bhatia que lleva más de un mes que no sale a la palestra pública ni para decir ni “hola”, salió a casi echarle la culpa a los empleados de la Autoridad de lo grave que está la situación en esa corporación pública. Él, ha sido bien vocal en su afán de privatizar la Autoridad o parte de ella.
A menos que tenga algún interés personal o económico, uno no puede entender cuál es su empeño en pasar a manos privadas esa corporación.
Es hora de que el país sepa, que eventos como estos, que aunque el mismo no fue provocado de manera intencional, el efecto que tuvo en el país, muy bien pudiera ser parte de toda una estrategia concertada para provocar una reacción adversa a la corporación pública, al punto de que sea el mismo pueblo el que pida la privatización. El historial de acciones así lo confirma. Aumento en la factura, apagones constantes por sectores, la precaria situación económica y ahora el apagón.
Así lo han estado haciendo con otras corporaciones públicas como la Autoridad de Acueductos, la Corporación del Fondo del Seguro y ACAA, entre otras.
Es hora de comenzar a desenmascarar a los verdaderos enemigos del pueblo, quienes pretenden acabar con los bienes públicos para beneficiar a un grupito.