Por: Héctor Pérez, periodista y profesor universitario
«Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes«.
Khalil Gibran
Durante meses nos asustaron con el cuco que venía y nos comería. Tal como aquella canción de cuna que nos reclamaba que nos durmiéramos que el cuco nos comerá. Todas las semanas venia un cuento nuevo de cómo sería el cuco o mejor llamado Junta de Supervisión (quizás lo recuerde mejor como Junta de Control Fiscal).
Como un gran cuento de cuna, los políticos nos metían miedo de cómo esta llamada junta nos comería y nos pedían que nos durmiéramos para que no nos comiera. Nos hablaban de las barbaridades de ser atacados por esta junta y que la culpa la tenía el gobierno de turno o el pasado. Mucho se hablaba y nadie sabía a ciencia cierta que trae esta junta.
Solo que sería una con el control completo de las finanzas de Puerto Rico.
Recuerdo que algunos conocedores comparaban la situación de la isla como la de un hijo que chocaba el carro del papa y quien tenía que pagar los daños era el padre. Aludiendo a Estados Unidos era responsable de todo lo que mal gastaron los hijos acá en la isla tropical. Ese era uno de los cuentos de miedo que escuche y que utilizaban los políticos para tirar la culpa de un lado a otro.
Todos mueven la braza a su sardina y claro está, como decían los gobernantes pasados: «Yo no tengo la culpa de haber gastado millones de dólares del presupuesto de mala forma».
La canción de cuna, la que hago referencia me recuerda como los mismos políticos te la cantaban para que te durmieras, pensando que todo pasaría sin mayores y que siguieras votando por ellos para que te protegieran de ese cuco. El país se durmió, todos nos dormimos pensando que al otro día nos levantaríamos sin tener el problema fiscal que dejamos antes de dormir.
La canción nos hizo efecto, nos acostamos y como una metáfora terrible, la tarde del Jueves Santo comenzaron a llegar los primeros informes de lo que sería la llamada junta de supervisión. Esa misma noche del Jueves Santo, Judas entregó a Jesús con un beso y esa misma noche el Congreso nos dio un beso con el borrador de lo que sería la muy comentada junta.
Como si se tratara de una estrategia bien hecha y utilizando los días festivos, nos envían este borrador para aterrorizarnos y casi crucificarnos el Viernes Santo como fuera en los tiempos de la antigua Roma.
Solo que en este cuento, Puerto Rico no va a resucitar el domingo, ni el próximo, tardarán muchos domingos antes de resucitar (dicen que como cinco años).
Como es un fin de semana de feriados, muchos políticos, legisladores, analistas, “vela güiras” y otros, estaban offline y los cogió con los pantalones abajo.
Tremenda oportunidad tienen para poder leer bien el borrador y el lunes comentar como todo un gran filósofo de las letras y leyes. Este borrador pareciera el libro de Don Quijote y todos los amigos políticos están como locos buscando el compendio para poder entenderlo. Veremos las versiones del borrador y como movemos la braza para la nuestra sardina.
Como me dijo un economista hace un tiempo, esta Junta de Supervisión es la luz al final del túnel, pero esa luz que vemos es un tren que viene para encima de nosotros.
¿Valdrá la pena que votemos por un gobernador, que a todas luces estará de vacaciones en la calle Fortaleza #1? ¿Debemos votar por una legislatura que no podrá cambiar mucho el presupuesto y quién sabe si tendrá que recortar?
De algo estoy bien seguro, es que una vez gane quien gane la gobernación, no habrá espacio para contrataciones de amiguitos en las agencias, a menos que despidan a los que metió el gobierno de García Padilla y metan a los que entran.
Se acabó el tiempo de favores políticos y el inversionismo político para acomodar a los “amigos del alma” en las agencias.
De este cuco no nos salva nadie.
Si usted está quemando tenis en las calles por algún político, sepa desde ahora que lo más probable se quede con las tenis quemadas y sin trabajito en el gobierno. No importara las noches que usted dejó por ese candidato, tampoco importara los pasquines que haya puesto y mucho menos la gente que haya convencido para votar por su amigo el legislador. No habrá trabajo para usted y probablemente no lo habrá para algunos que están en las agencias
Aquí no hay tribunal que lo defienda… No hay presupuesto para sentarlo a usted en un escritorio a velar el reloj de ponchar para irse a su casa.
Ese es el verdadero cuco que usted no pensaba iba a venir. Piénselo bien antes de jurar que le darán trabajo, ya que eso se quedó en el pasado. Ni piense que le van a devolver su aportación al partido con un gran contrato ya que hasta eso lo eliminaran.
Si, llegó el cuco y si también nos comió. Por si acaso, les dejo una versión de la canción del cuco que me encontré en la red. Quizás no es la que usted recuerda, pero es la que se aplica a nuestra realidad actual.
«Duérmase pequeño, duérmaseme ya,
Porque viene el cuco y te comerá,
Duérmete mi niño duérmete mi amor,
Duérmete pedazo de mi corazón.
Piensa que este infierno se terminará
Y que cuando amanezca nada será igual.
Sueña que no has muerto,
Sueña que es real.
Duérmete pequeño,
Duérmeteme ya…»
Como diría mi amigo Rafa Bracero… Continuaremos…
Nota del Editor: El autor publica esta y otras columnas en su blog El Profe.