Editorial

Caso John Vargas: Cuando falta el compañerismo y solidaridad

Podemos estipular de salida, que la mayoría de los medios de comunicación social forman parte de una actividad lucrativa, donde cada empresa aspira a ofrecer el mejor servicio a su público de manera rápida y eficiente. Sin embargo, tratándose de estaciones de radio, televisión, internet o periódicos, la gente que labora para esos medios, debe pertenecer con orgullo a una familia extendida denominada la Prensa. Y es a esa Prensa que La Calle Digital, quiere dirigir este comentario editorial ante el silencio que acompaña desde hace varias semanas el caso del compañero periodista John Vargas Santiago, de la Cadena Radial Noti-Luz.

Mientras en la cadena radial para la cual labora le han demostrado afecto y solidaridad, otros medios se han hecho de la vista larga ante la gravedad de un asunto que demanda la unidad colectiva de todas las organizaciones de periodistas para salir en defensa del colega Vargas Santiago y sus derechos constitucionales.

Periodista o no, ningún organismo de seguridad del estado, tiene facultad de ley para irrumpir en el hogar de ningún ciudadano, sin que medie una orden de allanamiento expedida por un magistrado. La mera creencia de que se pudiera estarse  cometiendo un delito u ocultando algún tipo de evidencia, no es base para que la Policía entre como «guapos de barrio»  a la casa de Vargas Santiago, ni a ningún otro hogar de esta isla.

A tenor con las grabaciones difundidas a través de Noti-Luz, el joven John Vargas Santiago, vivió momentos de terror ante miembros de la Policía armados hasta los dientes y dispuestos a quitarle la vida si el reportero hubierse ofrecido alguna resistencia. No obstante, el joven obró con ecuanimidad e inteligencia; naturalmente, quien nada debe, nada teme.

Este caso, no es un hecho aislado, cientos de familias en este país alegan haber sido humilladas y maltratadas durante operativos en sus hogares, pero a nadie le interesa investigar y tomar cartas en el asunto.  Esta vez fue el compañero periodista Vargas Santiago, mañana puede ser cualquiera otro miembro de la Prensa. Nadie nos garantiza inmunidad para no ser maltratados y vilipendiados por las llamadas fuerzas del orden público.

Hay excelentes policías en nuestro Puerto Rico, que no toleran los desmanes de ese grupo de delincuentes que irrumpieron en el hogar de Vargas Santiago. De la misma manera, todavía tenemos muchos periodistas que su compromiso con la verdad va más allá de la competencia entre los medios. Sería triste pensar, que el colega John Vargas no ha recibido el respaldo total que merece, porque estamos viviendo en una sociedad donde falta el compañerismo y la solidaridad.

Palabras y promesas, promesas y palabras, el mismo cuento

Tan reciente como hace varios minutos, el cartero nos hizo entrega de la factura más al día por consumo de energía eléctrica en nuestro hogar. La misma es por la friolera de $460 con 66 centavos, correspondiente a la lectura de los pasados 30 días. Estamos hablando de una vivienda de clase media baja en la que habita una familia de seis personas y no el apartamento lujoso de un condominio de la capital. Les confieso que tiemblo de pies a cabeza cuando abro el sobre que trae la fatídica factura verdosa con el logo de la Autoridad de Energía Eléctrica.

Ya no se trata de abuso ni de atraco contra el bolsillo de un pensionado que solo depende de un ingreso limitado para atender múltiples obligaciones. Ahora estamos hablando de saqueo, explotación y de una manera despiadada de destruir la tranquilidad y calidad de vida de cientos de miles de puertorriqueños.

Para este mes, la factura subió unos $20 adicionales, a pesar de que el precio del barril de petróleo se encuentra en el nivel más bajo de los últimos meses. Sin lugar a dudas, el actual gobierno sigue esquilmando a la clase media en aras de complacer a miles de individuos en esta isla que «olvidan» pagar los servicios esenciales de agua y luz. Como hay gente que le roba al gobierno, el estado siempre halla la manera de recuperar su dinero por algún lado.

Que alguien me diga si no constituye un atropello contra el bolsillo de los envejecientes, facturar todos los meses cantidades exhorbitantes como sucede en nuestro caso.  He aquí el desglose por lo que la AEE llama » cargos corrientes por venta de electricidad». Aceptamos como justa una tarifa básica de $75.91 y compra de energía por otros $65.52. Sin embargo, es atropellante, insultante y un  robo descarado que se me facturen $319.23 por la notoria » compra de combustible».

Señor Gobernador Luis Fortuño Bursed, continúe su gobierno estrangulando económicamente a la clase media de Puerto Rico y ya nos veremos en noviembre próximo. El pueblo se hartó de palabras y promesas y de promesas y palabras. Cumpla usted sus compromisos.

De esos fondos, que le paguen a los funcionarios de colegios

Nadie duda que es loable la decisión del Presidente del Senado, licenciado Thomas Rivera Schatz, para que los recursos que estaban asignados a la compra de equipos para el malogrado escrutinio electrónico, se destinen ahora a obras tan importantes como el Centro de Traumas en Mayagüez, el Hospital Oncológico y cualquiera otro compromiso que justifique la reasignación de dineros con carácter urgente. Sin embargo, no olvidemos que si ahora queremos exigirle a nuestros funcionarios de colegio el estricto cumplimiento de las leyes electorales, tal pedido tiene que ir acompañado de una remuneración para cubrir el trabajo que representa mantenerse atentos durante muchas horas a lo que suceda en cada colegio de votación.

A ningún funcionario que al presente, labora de forma voluntaria, se le debe exigir que permanezca desde la mañana hasta la noche atendiendo asuntos electorales por amor al partido que representa. Ocurrida cualquier falta o violación a las leyes, la Comisión Estatal de Elecciones no tiene fuerza moral para exigir responsabilidades a ciudadanos que de buena fe sirven al país en los comicios de cada 4 años.

En otras palabras, quien paga tiene derecho a exigir responsabilidad tanto en el plano civil como en el criminal. Entendemos, que parte de los millones de dólares que iban a ser utilizados para el frustrado escrutinio eléctronico sean reasignados al pago de todos los funcionarios de colegio que opten por trabajar en las elecciones de noviembre. Ese extipendio, no tributable, podría estar entre los cincuenta y $75  dólares para el día de la elección general.

Si luego de ese día el funcionario de colegio decide seguir colaborando con los procesos de recuento y escrutinio de votos, deberá firmar un documento, haciendo claro que lo hace de forma libre y voluntaria. Hay estados en la Nación norteamericana, donde las personas que colaboran sirviendo como funcionarios en colegios de votación reciben hasta $80 por día de labor. Puerto Rico no debe ser la excepción. Es bueno poner amor  y arte en el trabajo, pero nadie trabaja por amor al arte.

Más allá de los residenciales públicos también hay pobres

Sin que estos comentarios puedan ser interpretados como ofensivos o discriminatorios, el caso ocurrido este pasado fin de semana en las parcelas Elizabeth del barrio Puerto Real de Cabo Rojo, debe mover la conciencia de las autoridades de esta isla a las que solo les preocupan los pobres que viven en nuestros residenciales públicos. Justo es que esas familias reciban trato especial y que disfruten de beneficios a la hora de pagar sus compromisos de renta, agua, luz y otras utilidades. Pero de eso, a dejar en el olvido a las miles de familias de escasos recursos que habitan en zonas rurales, parcelas y comunidades marginadas, eso contradice la máxima constitucional de igual protección de las leyes.

La Calle Digital, emplaza al Director Ejecutivo de la Autoridad de Energía, señor Otoniel Cruz Carrillo, para que le explique al pueblo porqué el ciudadano Adalberto Villanueva y  su esposa Blanca Vélez Graniela, fueron privados del servicio esencial de luz en su humilde vivienda de las parcelas Elizabeth de Cabo Rojo, situación que posiblemente llevó a la ama de casa a utilizar otros métodos para iluminar el hogar, lo que pudo haber contribuido al fuego que tronchó la vida de la mujer.

Es interesante saber si a la pareja se le dio la oportunidad de tener un plan de pagos como ocurre en muchos complejos de vivienda pública en Puerto Rico y porqué les removieron el contador de energía, sin antes utilizar otras alternativas para ayudar a Adalberto y a la extinta Blanca  Vélez Graniela.

Es inexplicable que en una isla donde cualquier persona gasta hasta $1 mil en un almuerzo con un político, no aparezca un solo legislador o funcionario del Gobierno dispuesto a darle la mano a muchas familias que carecen de las cosas más elementales para promover la calidad de vida.

Alguien ripostará alegando que cada persona es responsable por sus éxitos y sus fracasos. Dicho así, eso es parcialmente correcto. Pero no es posible que en la llamada «isla de la abundancia» haya ciudadanos con alto sentido de la ética que por falta de oportunidades de empleo se les han cerrado todas las puertas. Quiera Dios que no se repitan casos como ese que redujo a cenizas la vida y el hogar de Blanca Vélez Graniela en Cabo Rojo. Don Otoniel, no estamos culpando a la AEE por el incendio que le quitó la existencia a esta puertorriqueña. Solo le pedimos que la AEE y la AAA reexaminen sus prioridades en nombre de los pobres de Puerto Rico.

Los servicios de agua y luz el nuevo banco para hacerse ricos

En tiempos de antaño, llegar a ocupar un cargo electivo o trabajar en alguna dependencia del gobierno central o los municipios, era motivo de orgullo para aquellos ciudadanos que lograban tal distinción, siempre amparados en el compromiso de servir al pueblo sin escatimar en tiempo y dinero.  La palabra productividad formaba parte esencial de todo aquello que esperaban los contribuyentes de los servidores en los que habían depositado la confianza. Durante la época de oro del servicio público puertorriqueño, pocos hablaban de los jugosos bonos de productividad y de salarios que sobrepasan todas las posibilidades en una isla donde el empleado promedio apenas gana siete dólares por hora trabajada.

Que la gente tiene derecho a ganar el sueldo más alto de acuerdo a su capacidad y preparación académica, ésa es una premisa que podemos estipular. No obstante, pretender esquilmar los bolsillos del pueblo, autoasignándose salarios que rebasan todas las proyecciones económicas de una isla agobiada por el desempleo y la falta de oportunidades para nuestros jóvenes, es mucho más que un abuso y falta de respeto a los que aportan para sustentar  la «supernómina» gubernamental.

Mientras el gobernador Luis Fortuño, ya no sabe que  mecanismos más buscar para bajar las abusivas facturas de agua y energía eléctrica, un combo de sus allegados se llenan las carteras con ingresos impensables para el resto del pueblo puertorriqueño. Si no puede trabajar por un  sueldo más bajo, es nuestra sugerencia que el ingeniero José Ortíz, y su camarilla de privilegiados que viven como reyes en las autoridades de Acueductos y Energía Eléctrica, se vayan buscando acomodo en la empresa privada.

Los servicios esenciales de energía eléctrica y agua potable, no pueden transformarse en el nuevo «banco» para hacerse ricos a costillas de los demás trabajadores. Es hora ya, que  acabe «el pan de piquito» en esta isla golpeada por el desempleo, los precios altos de la canasta familiar y el «asalto» que representan las facturas mensuales de agua y luz. Como diría la comadre Lola: o bailamos todos o rompemos la radiola.

Caso de la Bumble Bee: crónica de un cierre anunciado

MAYAGUEZ: El cierre definitivo de la empresa atunera Bumble Bee, que por medio siglo ha sido fuente de trabajo para cientos de familias de la región oeste, constituye otro rudo golpe a la economía de esta parte del país, que desde hace muchos años ha visto desaparecer a importantes industrias que por décadas crearon miles de puestos de empleo permanentes y bien remunerados. Sin embargo, el caso de Bumble Bee patentiza la poca importancia que los gobiernos de esta isla le han dispensado al desarrollo industrial de la región occidental.

Es un hecho comprobado que desde el 2011, la gerencia de Bumble Bee ha estado luchando para evitar la clausura de la empacadora que opera frente a la playa de Mayagüez desde su fundación local en 1962. Aunque trascendió que dicha compañía hizo acercamientos al gobierno actual para lograr la permanencia de la firma en Mayagüez, incluso, reubicando en la isla la empacadora que opera en Aruba, no hubo receptividad en las oficinas de Fomento Industrial.

Tarifas desmedidas en el costo de la energía eléctrica, aumentos en los gastos operacionales y una terrible competencia del producto a nivel mundial, hacen imposible que la empresa Bumble Bee, pueda  seguir siendo fuente de empleos en la Sultana del Oeste. El próximo 30 de junio, es la fecha en que Bumble Bee, dirá adiós a Puerto Rico, dejando en la  calle a unos 200 trabajadores.

No obstante y como firma agradecida de los servicios prestados a la atunera por esos fieles empleados, sus directivos se comprometieron a compensarlos a tenor con las leyes de Puerto Rico. Es  triste para los residentes de la región oeste, que una compañía que durante décadas se mantuvo a flote contra viento y marea, se haya visto forzada a cerrar sus puertas.

El caso de la Bumble Bee, es la crónica de un cierre anunciado; siendo el resultado de un futuro incierto para una isla donde el desarrollo industrial ha ido en descenso, mientras otros países del Caribe, se preocupan por resultar más atractivos al  establecimiento de nuevas fábricas.  Puerto Rico solo puede echar hacia adelante, si nos desprendemos de los costos abusivos del petróleo y de una política industrial, sin puerto seguro.

¡ Cuidado! ya Puerto Rico dejó de ser la «Isla del Encanto»

Que un hijo de esta tierra tenga que doblegarse ante los grandes intereses para lograr sobrevivir en un país dominado por los que detentan el poder político y económico, antes nos parecía un asunto propio de las dictaduras de la extrema izquierda y no de una isla caribeña presuntamente dirigida por gente que se vanagloria de respetar y hacer respetar los valores que encarna  la democracia. Hoy observamos apesadumbrados cómo los llamados «líderes de pacotilla»  seleccionan a los elegidos para obtener un puesto de trabajo en esta isla, y a los que tienen el derecho a ganarse el pan de cada día para ellos y sus familias.

Nunca antes habíamos observado con cuanta desfachatez se trata a los ciudadanos que acuden a las diferentes  dependencias del gobierno central y municipios con la esperanza de lograr una oportunidad de trabajo. Si es usted uno de los allegados al partido de gobierno o se ubica en la cúpula de confianza del incumbente de turno, ya su persona pudiera tener garantizado un puesto de trabajo, aunque sea temporalmente.

Si por otra parte, usted no tiene un prontuario de servicios al partido que domina en el gobierno, mejor le aconsejo que establezca su propio negocio, si es que el estado no le pone trabas,  o tome la decisión última de buscar nuevos horizontes.

Este Puerto Rico que tanto amamos, hace bastante tiempo que dejó de ser la isla de las oportunidades. Lo que el poeta llamó la «Isla del Encanto», hoy se ha transformado en un país dividido en » cantos». Obviamente, con el pedazo mayor del bizcocho para los que controlan el poder.

Mientras un grupo de privilegiados continúa  sosteniendo que todo está mejor que nunca, don Juan y doña Panchita hacen de «tripas corazones» para llegar al final del mes. Ese matrimonio de la clase media-pobre, jamás podrá  separar $500 para gastarlos en un desayuno con el gobernante de turno.

Cuando todo parece estar bien para un grupo pero mal para el pueblo

Si es usted de los agraciados a quien el Gobierno le reintegrará gran parte de la contribución declarada durante el pasado año fiscal y que además de eso disfruta de todos los privilegios inherentes a su cargo electivo, pues sencillamente, para usted y sus allegados la situación económica tiene que estar bien. Sin embargo, si hablamos de un asalariado al que apenas le sobran recursos para cumplir responsabilidades inmediatas, la situación para usted y los suyos sigue estando mal.

Si al igual que el gobernador Luis Fortuño y familia, los ingresos que usted  recibe le permiten enviar a sus hijos a las mejores instituciones educativas de los Estados Unidos y Europa,­¡albricias! su gentileza forma parte de una élite de sangre azul bendecida desde el vientre de su progenitora. No obstante, si es usted parte de la fila interminable de contribuyentes cuyos vástagos asisten a escuelas inseguras, calurosas, carentes de materiales didácticos y con los mismos pupitres incómodos de todos los tiempos, permítame compadecerle.

Pero esto no finaliza aquí. Si son ustedes, damas y caballeros, del sufrido grupo de personas que llevan varios años esperando que aparezca una oportunidad de trabajo para salir del atolladero económico donde se encuentran, solicítenle la fórmula mágica a Edwin Mundo, Félix Plaud y otros «empresarios» afectos al partido de gobierno, cuyos ingresos siguen subiendo como la espuma. Pregunte porqué esos individuos logran contratos en todos lados, mientras a usted y familia les niegan un día de trabajo en agencias y municipios.

Cuando todo parece estar bien para el grupo de allegados especiales al gobierno, nuestros compatriotas siguen pagando las tarifas más abusivas de la historia en las facturas de agua y energía eléctrica. A eso súmele el precio de la gasolina; inexplicable, abusivo, explotador y carente de lógica. Que si el Golfo, la refinería de Islas Vírgenes, los problemas en Irán, los chinos, los tornados y hasta la madre de los tomates, solo son excusas para seguir oprimiendo a los consumidores puertorriqueños. Mientras eso ocurre, el otrora secretario del DACO, se ha declarado «relacionista público» de los productores de petróleo.

Si usted, amigo político disfruta de las bienandanzas del «biberón» gubernamental, no le regateamos que siga diciendo que todo está bien. Si por el contrario, es su persona uno de los marginados cuyo sostenimiento depende  de las ayudas sociales que envía  » el tío Sam», que nadie lo recrimine por afirmar que «esto está mal y se pondrá peor».

Nuevo Superintendente de la Policía enfrenta un reto difícil

Aunque nadie duda de sus conocimientos y capacidad para dirigir a los miles de hombres y mujeres que integran al benemérito Cuerpo de la Policía de Puerto Rico, el nuevo Superintendente de la Uniformada, tiene ante sí el enorme reto de trabajar con un sistema de seguridad pública plagado de problemas laborales, falta de equipos y escasez de recursos para enfrentar el «monstruo» de la criminalidad que aqueja a la sociedad puertorriqueña. Si bien es cierto que el renunciante Emilio Díaz Colón, realizó su mejor esfuerzo para mejorar la imágen de la Policía ante el Pueblo, el mayor escollo a su tarea surgió de oficiales de alto rango que se resistieron a aceptar los cambios para que lográsemos que nuestro máximo Departamento de Seguridad, estuviese más cerca de la ciudadanía que reclama mayor vigilancia y protección.

Mientras el nuevo superintendente Héctor Pesquera, no consiga establecer que la Uniformada es un ente civil donde el servicio es más importante que las barras y las estrellas, seguiremos viendo más de lo mismo. Incluso, hay municipios de la isla donde la Policía brilla por su ausencia, habiéndole dejado todo el trabajo de vigilancia preventiva a las policías municipales. La Policía de Puerto Rico, sigue siendo un organismo que goza de la confianza del pueblo y que en muchas ocasiones se ve manchado por individuos que no tienen compromiso alguno con los contribuyentes que costean sus salarios.

Señor Pesquera, si quiere salir adelante, erradique de una vez y por todas los «combos políticos» que durante mucho tiempo han dominado a la Uniformada y no permita que una «élite» de oficiales  le dicten lo que usted tiene que hacer. Usted enfrenta un reto muy difícil, pero la ciudadanía le dará la oportunidad de demostrar que viene genuinamente motivado a servir y a triunfar.  Reorganice su equipo de trabajo  como buen dirigente y no permita que alguien le imponga a la gente  como ha ocurrido en el pasado. Que Dios lo siga ayudando y protegiendo.

Renuncia del Super no es el fin de los problemas en la Policía

Sin tomar en cuenta si  presentó la dimisión voluntariamente o el gobernador Fortuño le exigió la renuncia, la salida del general Emilio Díaz Colón como Superintendente de la Policía, no es, ni será el final de los múltiples problemas que aquejan a nuestro principal departamento de Seguridad Pública. Desde su nombramiento como jefe máximo de la Uniformada, el señor Díaz Colón debió escuchar críticas frecuentes por su alegada falta de liderato y por seguir permitiendo que un llamado combo elitista de altos oficiales sentaran las pautas de cómo dirigir a los miembros de la Fuerza en las diferentes regiones del país.

No obstante su preparación académica y conocimientos adquiridos como Ayudante General de la Guardia Nacional de Puerto Rico, don Emilio  aparentaba lucir cansado y sin el ánimo necesario para motivar a todos sus compañeros de la Uniformada. Sin lugar a dudas, Díaz Colón es un caballero bien motivado que quiso colaborar con la administración de turno en la isla,  pero su estilo pasivo y de abuelo protector no eran cualidades suficientes para permanecer al frente de los miles de hombres y mujeres que integran a ese Benemérito Cuerpo.

La renuncia, o salida forzada del señor Díaz Colón tiene «bailando» a varios alcaldes azules que desde el mismo instante de su nombramiento y confirmación no avalaron la llegada del general a la Policía. Se espera que esos mismos funcionarios ofrezcan mejores alternativas para que el nuevo superintendente de la Policía no siga siendo más de lo mismo.

La Uniformada urge de cirugía mayor, partiendo desde el Cuartel General en Hato Rey hasta todas las regiones del país. La persona que asuma el cargo que deja vacante el general Emilio Díaz Colón, tiene que alejarse de los «combos» políticos que bajo todos los gobiernos han dominado a ese Cuerpo, a través de favores y ascensos de encargo. Quien dirija a la Uniformada estatal tiene que honrar los compromisos contraídos con los policías y agentes del CIC que van a las calles todos los días a proteger vidas y propiedades. Pa’fuera los privilegios especiales para los que ostentan barras y estrellas. Que se «arrollen» las mangas del uniforme y acudan a patrullar como cualquier hijo de vecino.

Y finalmente, como un acto justo de reivindicación, que se reintegre a su puesto de trabajo al policía Harold Ortíz, adscrito a la Región de Mayagüez y quien fuera destituido de la Uniformada por solicitarle la renuncia a Díaz Colón. Nadie debe ser sancionado por hacer uso legítimo de la libertad de expresión. En cuanto al señor Díaz Colón, adiós y buena suerte.